El cónclave
Un conflicto de película en la antesala de la elección del nuevo papa

Periodista.
Un cardenal condenado por el Vaticano quiere participar del cónclave. Asegura que Francisco le mantuvo sus prerrogativas cardenalicias.
MADRID (Corresponsal) — En la película Conclave (2024), ahora la más buscada en las plataformas de streaming, poco antes de la reunión de los cardenales para elegir al nuevo papa, aparece un purpurado que nadie espera. Había sido nombrado, in pectore y en secreto, por el difunto.
El diario El País informó esta mañana del primer conflicto del próximo cónclave —el real—, con características que hacen recordar al de la ficción.
El cardenal Angelo Becciu, a diferencia del personaje de ficción, es un viejo conocido del Vaticano. En 2023, se convirtió en el primer cardenal en recibir una sentencia de 5 años y medio de cárcel por corrupción. Además, el papa Francisco le retiró todos sus privilegios y lo inhabilitó de manera perpetua para ejercer cualquier cargo en la Santa Sede.
Era la respuesta del Papa al escándalo conocido en 2019 cuando trascendió que la compra de un edificio en Londres por la Secretaría de Estado del Vaticano, supuso una operación especulativa que generó un agujero millonario en las cuentas de la Santa Sede. El edificio había costado unos 350 millones de euros, pero luego fue vendido en 214 millones. La compra fue utilizada para extorsionar al Vaticano y demostrar irregularidades en sus finanzas. Becciu había sido secretario de Estado por sustitución y, así, uno de los hombres más poderosos del Vaticano.
Durante el juicio surgieron otros delitos adjudicados al cardenal, como donaciones por 125.000 euros que ingresó en la cuenta de una asociación vinculada a la Cáritas sarda de Ozieri, presidida por uno de sus hermanos.
Estaría bastante claro que Becciu no puede participar del cónclave porque ni siquiera figura en la lista difundida por la Oficina de Prensa del Vaticano. “La lista publicada por la Oficina no tiene ningún valor legal y debe tomarse como lo que es”, le dijo el cardenal al sitio Unione Sarda. Sin embargo, al renunciar en 2020, el propio cardenal admitió que Francisco le había pedido que también abandonara todos sus privilegios.
Ahora dice algo distinto: “El Papa reconoció mis prerrogativas cardenalicias como intactas, ya que no hubo voluntad explícita de excluirme del cónclave ni petición de mi renuncia explícita por escrito”.
Las semejanzas con el cardenal de la película son increíbles. Pero no diremos más para no caer en el famoso spoiler.