En vísperas del cónclave
Un cardenal sancionado por pederastía despidió al Papa en la Basílica de San Pedro

Periodista.
Es el exarzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, el primer cardenal del Opus Dei. El Pontífice le había impuesto varias sanciones y obligado a renunciar.
MADRID (Corresponsal) — Un día después de que el cardenal Angelo Becciu, condenado por corrupción, adelantara sus intenciones de participar del cónclave, otro personaje oscuro de la Iglesia tuvo la osadía de ir hasta la Basílica de San Pedro para despedir a Francisco. Los periodistas peruanos lo reconocieron en la capilla ardiente y difundieron sus imágenes.
En enero pasado, antes de la internación del papa Francisco en el hospital Gemelli, el Vaticano confirmaba que había impuesto un precepto penal con medidas disciplinarias al cardenal peruano, y exarzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, acusado de pederastía e involucrado en maniobras de corrupción del disuelto Sodalicio.
Entonces, el Vaticano, a través de su portavoz, Matteo Bruni, recordaba que el castigo, que incluye la prohibición de usar la vestimenta de cardenal y reducir su exposición pública, estaba en vigor. Cipriani, el primer cardenal del Opus Dei, creado por Juan Pablo II en 2001, fue obligado a retirarse y a irse del Perú (ahora vive en Madrid).
Cipriani había asegurado su inocencia y criticado al Papa por haberlo sancionado, según dijo, sin haber sido escuchado. También dijo que en 2020 se reunió con el Pontífice y que este le permitió reanudar su actividad pastoral. Esto fue desmentido por el Vaticano.
Todo comenzó en 2018, cuando Francisco recibió la carta de un hombre que acusaba al cardenal de haber abusado de él cuando tenía entre 16 y 17 años, en un centro del Opus Dei, en Lima. Afirmaba que durante la confesión le hacía tocamientos en las nalgas por debajo de la ropa, le acariciaba y le daba besos.
Los hechos ocurrieron en 1983 y el Opus Dei hizo caso omiso a la denuncia. Pero luego fueron sacados a la luz por el diario El País. En 2019, el Papa decidió tomar cartas en el asunto. Envió a un sacerdote de confianza a reunirse con el denunciante y a recabar la información.
Al considerar que las acusaciones eran ciertas, el Papa forzó el retiro de Cipriani, que en diciembre de 2019 cumplía 75 años y estaba obligado a presentar su renuncia. Además de aceptar la renuncia, Francisco le impuso medidas disciplinarias.
Desafiante, Cipriani viajó varias veces al Perú donde recibió un galardón del alcalde de Lima, López Aliaga. “Quiero aclarar que los hechos que describen son totalmente falsos. No he cometido ningún delito ni he abusado sexualmente ni en 1983 ni antes ni después”, aseguró. También asegura haber sido “rehabilitado” por el Papa en 2020, lo que fue desmentido por el Vaticano.
Sin embargo, ayer, Cipriani, con los hábitos de cardenal llegó hasta el féretro de Francisco para darle un último adiós. Al igual que Becciu no figura entre los 133 cardenales que elegirán al nuevo papa, pero, quizá, pueda participar de las reuniones preliminares.