Fútbol Argentino
Mastantuono: El diamante en bruto que busca encajar en el fútbol moderno

Actuario. Experto en estrategia.
Franco Mastantuono, una de las grandes promesas del fútbol argentino, tiene un desafío clave por delante: encontrar su lugar dentro de los esquemas y estrategias del fútbol actual.
En el fútbol moderno, definir una posición y un rol claro es crucial para que los jugadores desarrollen todo su potencial. Este no es el caso de Franco Mastantuono, un joven talentoso de 17 años cuya riqueza técnica abre múltiples posibilidades en cuanto a su desarrollo como futbolista. Su desafío radica en encontrar ese lugar donde pueda rendir al máximo y convertirse en un jugador de primera clase mundial.
Está claro que Franco es un jugador ofensivo cuya zona principal es de mitad de cancha hacia adelante, pero el desafío radica en definir dónde, y en qué esquema, puede rendir mejor. En una táctica 4-3-3, una posibilidad es que juegue partiendo del lugar de wing derecho. Siendo más de visión panorámica que eléctrico, su zurda podría destacarse especialmente en equipos donde el lateral derecho le pase por el costado, permitiéndole cerrarse hacia adentro para armar juego o buscar su remate. No se trata de un jugador que necesariamente busque en una ráfaga la diagonal para definir él, como Messi. No digo que no lo pueda hacer eventualmente, sino que va a tener mayor influencia armando la jugada, asistiendo a un compañero o rematando de media distancia, armando el remate en pocos metros y tiempo.
Es decir, no estamos hablando de un jugador comparable a Robben, cuyo estilo era más eléctrico y orientado a diagonales en velocidad y desbordes explosivos en ataques fugaces. Lo veo más cercano, por ejemplo, a Bernardo Silva, el del City, que muchas veces ha jugado en dicho lugar, justamente como eslabón de la tenencia de la pelota, aprovechando su pierna zurda para ir hacia adentro, manejar la pelota y armar el juego. En definitiva, bajo esta táctica y en ese lugar de wing derecho, equipos que tengan la pelota van a ser más atinados para Franco, mientras que bajo una estrategia contragolpeadora y/o con el equipo más largo entre líneas, el partido podría resultar más incómodo para él.
Dentro de este esquema, otra opción es que se desarrolle en el lugar de interior derecho en el mediocampo, similar a lo que Gio Lo Celso ha hecho eventualmente cuando reemplaza a Rodrigo De Paul en la selección. Aquí el reto sería adaptarse al despliegue físico que exige el mediocampo. Contra rivales fuertes, donde se necesita mayor marca, el desafío aumenta, pero contra equipos más débiles podría ser un rol interesante en el que con el tiempo puede ir creciendo. Recordemos que De Paul, en sus inicios, también era un jugador talentoso orientado más al armado de juego y luego fue agregando a sus características el despliegue y equilibrio. Como interior izquierdo, por su perfil, le será más fácil acomodarse para aportar equilibrio, pero, con pelota, estará menos perfilado para el armado de juego. Volviendo a Bernardo Silva, también muchas veces ha ocupado el rol de interior derecho en el equipo de Guardiola.
Como wing izquierdo en este esquema no parece su lugar óptimo. Podría tirar algún centro, pero en general, sorprender desde ese lugar le resultaría más efectivo que buscar generar a través de un traslado constante, como lo hace “Huevo” Acuña. Para él, por la izquierda, siempre será mejor llegar que estar. Por el contrario, en el costado derecho, le conviene más estar que llegar. Sería raro ver a Bernardo Silva en este lugar, por más que sea zurdo, porque quedaría más encasillado y aislado del juego, más para centrar o forzar un 1 contra 1, que para participar del manejo de la pelota.
En esquemas como el 4-4-2, su rol ya cambia notablemente. En el lugar de volante por derecha, se le complicaría el traslado. Si los otros tres volantes fueran más posicionales y le permitieran soltarse con libertad hacia la ofensiva, podría ser una opción interesante, entendiendo que depende de quién es el volante por izquierda rival. Si además el volante rival por izquierda también es zurdo, quedarían como un arma de doble filo a considerar. Como interior, enfrentaría retos similares a los mencionados en el 4-3-3, requiriendo un equipo que respalde sus movimientos. Como volante por izquierda, aplicaría lo ya analizado en el lugar de wing izquierdo: perdería panorama y participación en la construcción del juego.
En definitiva, independientemente del lugar que ocupe sin pelota y cómo se repliegue, con pelota debería ser el jugador de los cuatro volantes que se suelte e intente enganchar con los delanteros. Este rol le permitiría aprovechar su visión de juego y capacidad para conectar líneas, siendo clave en la generación ofensiva y la transición hacia el ataque.
De todas formas, su rol más natural en el fútbol actual bajo este esquema sería partir desde la línea de delanteros, soltándose al estilo de Messi en la selección argentina. Desde esa posición, podría generar juego iniciando desde la línea de ataque y liberándose de responsabilidades defensivas. Una variante híbrida recurrente en equipos de hoy es la que, sin pelota, adoptan un 4-4-2 con el organizador suelto, mientras que, con pelota, este retrocede y los volantes externos se convierten en wings en un 4-3-3. Así jugó Francia con Griezmann, quien partía como delantero pero bajaba hacia el mediocampo para construir juego desde allí. En los últimos años, este movimiento también lo desempeñó Luka Modric en el Real Madrid, quedando suelto adelante en el repliegue delante de dos líneas de cuatro, mientras que los externos como Vini y Rodrygo ocupaban los costados de la línea de volantes. Con pelota, Modric retrocedía hacia el mediocampo para organizar el juego, y los externos pasaban al ataque como extremos, ampliando el frente ofensivo en una estructura más cercana al 4-3-3. Por mencionar otro jugador que podría servir de inspiración, está Odegaard, quien maneja al Arsenal desde la derecha con este movimiento táctico, destacando por su calidad como zurdo.
En cuanto a esquemas con tres centrales, demás está decir que ubicarlo como carrilero externo no sería lo más adecuado, ya que, además del desafío físico, lo expondría a formar parte de la línea defensiva en los repliegues. Por otro lado, desempeñarse como interno en el mediocampo bajo este tipo de esquemas requiere una atención más exigente hacia las coberturas, principalmente hacia los costados, cubriendo las espaldas de los carrileros. Mastantuono tiene que poder aprovechar libertades en el campo, desordenándose de manera inteligente para aparecer en zonas libres y generar juego, pero es crucial que en esa búsqueda no se cruce el límite de exponer al equipo. Por ende, lo más acertado sería que, en este estilo de equipos, juegue suelto adelante o partiendo desde el lugar de wing derecho, siempre y cuando tenga a su espalda un carrilero con la capacidad suficiente para proyectarse y convertirse en opción a su derecha, al mismo tiempo que pueda cubrir su espalda en los repliegues.
Hace algunos años, en River apareció un jugador de características similares: Erik Lamela. Sin embargo, el contexto adverso del descenso pudo haber limitado su desarrollo en el fútbol argentino. La falta de definición de su rol en equipos lo acompañó durante su carrera, y creo que tenía potencial para haber crecido más. Esto sirve como ejemplo de la importancia de rodear a jóvenes talentosos como Franco de personas y estrategias que potencien su crecimiento. Es vital que permanezca en el fútbol argentino, donde cada partido es una batalla, para seguir curtiéndose y fortaleciendo su desarrollo como hizo Julián Álvarez. De esta manera, podría cristalizar su potencial y convertirse en una figura destacada en el fútbol moderno