Elecciones en pugna
Manual de instrucciones para los votantes de Capital Federal

Escritor.
Escenario político de CABA con el kirchnerismo de Leandro Santoro y Horacio Rodríguez Larreta intentando destronar los amarillos.
Comenzó la campaña en CABA y ya empezamos a notar a algunas cosas que deberíamos tener en cuenta a la hora de votar.
Aclaración: el objetivo de este artículo es avivar a los candidatos, pero sobre todo a nosotros. Porque ellos están demasiado avivados. Siempre fueron muy vivos.
Los tiempos están cambiando, ya se sabe. Y la desimpuestación, y esto también ya se sabe, es el camino que la gran mayoría eligió, y esperemos que lo siga eligiendo.
Eso implicará, para los vivos de siempre, tener que resignar maxikioscos. Pero los vivos de siempre no están dispuestos a resignar su fuente de ingreso y su ejército privado sostenido con el aporte involuntario de todos nosotros: los contribuyentes.
Por eso, estimado lector, te doy una serie de advertencias: cuando un candidato te habla con fervor de la gestión pública, o que hay proteger lo conseguido, te está anticipando algo: que NO se va a meter con los maxikioscos de CABA.
Que, te cuento, son muchos.
En CABA tenemos:
10 ministerios.
16 Secretarías.
62 Subsecretarias.
284 Direcciones Generales.
105 Empresas y Organismos Descentralizados.
En esos 477 maxikioscos están enquistados los militantes del PRO y este mismo problema lo tenemos en la Provincia de Buenos Aires con los peronistas. Son lugares donde sigue sin llegar la Ley Bases.
Pero bueno, conocemos de memoria el cántico de los actos políticos:
¡La tropa, la tropa,
se mira y no se toca!
En el mientras tanto, los líderes del Estado Pro, a cambio nos siguen llamando de un modo cariñoso vecinos.
Sí, el perverso Papá Estado nos sigue tratando como hijos, invirtiendo malignamente el rol. Porque somos nosotros quienes mantenemos al Estado. Somos nosotros los padres de este Estado. El Estado es en realidad nuestro hijo.
Y cuando un hijo se nos va de la casa porque se puede autosustentar, como padres solemos sentir muchísima alegría. No sólo porque es hermoso ver a nuestros hijos realizarse. Porque representa un gasto menos. Y esa plata ahora nos la podemos destinar a nosotros.
Bueno, esta lógica es aplicable a estos tiempos de feliz convulsión que vivimos. Porque en la medida en que un hijo se va de casa, y que un ministerio se va de CABA, es un hijo y un ministerio menos para mantener.
Repito: en CABA existen 10 ministerios, 16 secretarías, 62 subsecretarias, 284 direcciones generales, y 105 empresas y organismos descentralizados. O sea: tenemos 477 hijos.
Y para mantenerlos a todos tenemos que sacrificarnos día a día. Eso sí, a cambio de poco.
Por eso, hoy más que nunca, es vital pujar para que esos “hijos” se vayan definitivamente de casa, de CABA. Para que la desimpuestación continúe y nosotros tengamos más dinero en el bolsillo.
Porque las cargas tributarias empobrecen. Y no vinimos a este mundo sólo para pagar impuestos, como nos hicieron creer en el Medioevo y ahora en la Edad Contemporánea. Nosotros vinimos a este mundo para disfrutar. No para que gocen gracias a nosotros.
Por eso me enoja mucho el término vecino. Aunque me lo digan cariñosamente. Me recuerda a siervos, ese término que la realeza y el clero usaban de manera cariñosa en el Medioevo.
Cuánta perversidad. Llamaban cariñosamente siervos a quienes los mantenían.
Por eso, hoy más que nunca, es importante llamar a las cosas por su nombre: Al pan, pan. Y al vecino, contribuyente.
Porque somos los contribuyentes los que hacemos posible que esas 477 dependencias estatales existan.
Si bien es cierto que en CABA se vive mejor que en la Provincia de Buenos Aires, la educación, la salud y la seguridad, también tenemos que pagarla aparte.
Por eso, es hora de que lo entiendan de una buena puta vez: son los impuestos, estúpido.
Ese es el problema de fondo. Porque es la madre de todos los problemas.
No sirve de nada que los candidatos estén visiblemente coucheado, digan siempre lo correcto, y no sean agresivos ni insulten. La verdadera agresión, los verdaderos insultos, son los impuestos. Que, lo vivimos a diario, nos viven cobrando a cambio de poco.
Detallo uno de los peores: Ingresos Brutos, creado por el peronista Emilio Eduardo Massera.
Qué cínicos son los políticos.
Limitan el acceso a la administración pública a los que trabajaron en el Estado durante la dictadura, pero permiten el ingreso a la vida tributaria democrática de impuestos creados por la dictadura: Ingresos Brutos fue creado por la Dictadura peronista en 1977, y sigue vigente desde entonces.
Y desde luego que no es el único insulto.
Tenemos más de 150 y casi todos creados para sostener los 477 maxikioscos de CABA. Y todos ellos, lo vivimos a diario, son una patada al órgano más sensible del cuerpo humano: el bolsillo.
Impuestos que además siempre vienen con más agresión. Porque aumentan y además crean nuevos impuestos.
Detallo un insulto que creó Larreta, el candidato amarillo desteñido. Creó un impuesto que estaba en Provincia de Buenos Aires pero no en CABA. Y que rápidamente pasó acá.
¿En qué consiste?
Ahora, si querés vender tu casa, tenés que llamar a un agrimensor, que viene a certificar que los metros declarados en la escritura, coincidan con los metros que tu casa hoy tiene.
Hasta acá todo bien. Ahora bien, si vos tenés todo en regla, desde la lógica, no deberías pagar nada un solo peso. Debería ser un servicio gratuito. Pero no, si tenés una casa y/o PH, y tiene todos los papeles en regla, igual tenés que llamar a un agrimensor y por supuesto pagarlo.
Pero la cosa no termina acá: cuando pedís el presupuesto a algunos de los agrimensores habilitados por el Gobierno de la Ciudad, una parte se abona en blanco y otra parte se abona en negro. Sí, el Estado que te persigue evade y la caja negra de la política también en CABA sigue funcionando a pleno.
Se me dirá, prejuiciosamente, que este es un impuesto que afecta sólo a los ricos. Porque en Argentina se decretó que si tenés una casa, o un PH, ya sos rico. Algo que nos viene contando la política desde hace mucho, cuando el peronismo creó ese impuesto anticonstitucional llamado Bienes Personales. Que se traduce en que si hoy tenés 250.000 dólares, para las rapiñas de la política pasás a ser rico.
Pero bueno, así son ellos. Demonizan la riqueza (nunca la propia) y por eso se la pasan creando impuestos. Para que no acumules y de esa forma alejarte del mal. Alejándote del mal, ellos multiplican sus bienes.
Estos impuestos, cuando no los crean, se toman el trabajo de aumentarlos.
Cuando el aumento de un impuesto es escandaloso y el escándalo es mayor al aumento, la política recula y dice que se trató de un error.
Hace poco pasó con Patentes.
Dijeron que fue un error involuntario.
Muchachos: si siempre se equivocan para el lado de ustedes no es involuntario, es deliberado.
Sircreb, Patentes, Ingresos Brutos, etc. Esa es la verdadera foto pija.
La otra, de existir, podrá causar risa pero no gravita en nuestras vidas.
Por eso, aflojen con el coucheo y vayan a lo importante: los impuestos.
Esa es la discusión que hoy hay que dar. Dejen de insultar nuestra inteligencia.
Cuéntenos cuáles impuestos van a eliminar, y qué ministerios, secretarías, subsecretarías, etc, van a volar.
Tomen las enseñanzas de Shimon Peres, que en los años ochenta, para terminar en Israel con la inflación y otros impuestos, fue contra los maxikioscos de sus amigos. Como decía Shimon: antes que la amistad está la patria. Para ser un héroe, este es el costo que hay que pagar. Aunque para tus amigos pases a ser un hijo de puta, como decía Shimon.
Claro que no todos quieren ni pueden pagar ese costo. Hay mucho en juego. Muchas carpetas en juego.
Pero ya que hablamos de juego, lo importante es que en el 2026, tengamos la posibilidad de ganar el campeonato mundial. No el que a mí ya no me importa. Ya tenemos 3 copas y Messi salió campeón del mundo. En fútbol no necesitamos más.
Y como es injusto ganar en todo, porque está bueno que la suerte se distribuya de manera equitativa, es hora de que ganemos el otro mundial: el mundial del país con mayor libertad económica del mundo.
Me encantaría que Argentina lo gane jugando la final con Suiza, ahí donde Néstor, Perón y tantos otros, depositaron la guita que se afanaron.
Así como en 1986 gustó haberle ganado a Inglaterra porque ellos nos afanaron las Malvinas, a mí me pasa esto con Suiza, hoy uno de los países más libres del mundo.
Esta es la final que yo quiero jugar. Quiero ganarle a quien se quedó con los lingotes de oro y la plata, que nuestros políticos nos robaron. Esta es la única copa mundial que hoy me importa.
Por eso, si queremos ser campeones del mundial de libertad económica del mundo, este 2025 tenemos que llenar la Legislatura de desimpuestadores seriales.
Tengamos esto presente. Como los impuestadores te tienen presente a la hora de cobrarte impuestos para sostener los 477 maxikioscos.