Paseo gastronómico en Buenos Aires
Los turistas quieren comer asado, pero también aprender a hacerlo

Periodista. Cocinera.
Cada vez toman más fuerza las experiencias que se ofrecen por afuera del circuito turístico tradicional para conectar mejor con la identidad culinaria argentina. Desde comer asado en casas de familia o en terrazas privadas a tomar clases para preparar empanadas o alfajores. Donde encontrar las actividades.
Nada como la comida para conocer a una persona. Lo que comemos no sólo habla de nuestro gusto; también refleja nuestra personalidad, cultura, educación y estilo de vida. Es, en definitiva, una expresión de la identidad. De ahí, que el turismo gastronómico gane cada vez más fanáticos a la hora de visitar nuevos lugares. No se trata sólo de comer platos deliciosos, sino de conocer la idiosincrasia, la historia y las tradiciones de un país o una región a través de su cocina o sus productos típicos.
La Argentina ofrece una amplia gama de experiencias culinarias para propios y ajenos. No por nada, el último ranking que elabora la revista gastronómica Taste Atlas, en base a opiniones de los propios viajeros, ubicó a nuestro país en el puesto 25 de las mejores 100 cocinas del mundo. Y si bien las actividades habituales de los turistas suelen concentrarse en la visita a diferentes mercados gastronómicos, los viajes a bodegas, las catas de vinos, o la cenas en restaurante galardonados con estrellas Michelin, cada vez toman más fuerza las experiencias que se ofrecen por afuera de los circuitos turísticos tradicionales para conectar mejor con el patrimonio nacional. Un ejemplo concreto es pasar una velada en la casa de una familia argentina para degustar un menú típico casero, aprender sobre el origen de cada plato y conocer de manera auténtica las costumbres locales. Algo así como viajar a Italia y optar por comer en la casa de una nonna siciliana en lugar de un restaurante a la calle. El procedimiento es simple: el viajero entra en algunas de las aplicaciones que ofrecen estas propuestas, como Airbnb, y reserva con el anfitrión el día y horario del encuentro, que compartirá con otros comensales foráneos.
En Buenos Aires, lo que más sale son los asados en jardines de casas privadas o en terrazas de PH ubicados en Palermo o en otros barrios característicos como San Telmo o Recoleta. El dueño tira la carne a la parrilla delante de los comensales, explica los secretos del fuego y las técnicas de cocción de cada corte, y hasta relata historias fantásticas de gauchos con sus boleadoras, lo que enriquece y agrega valor a esa comida. El menú suele arrancar con tablas de fiambres y el característico fernet, seguido por provoletas con chimichurri, chorizos y achuras, toda una rareza para los habitantes de otras tierras. Se completa con asado de tira y otros cortes, acompañados con vegetales y morrones asados, ensaladas y vinos argentinos. De postre suele servirse flan con dulce de leche, chocotorta o alfajores. Los valores varían según el lugar y el servicio, pero se ubican entre 50 a 100 dólares por persona.
Que el asado sea la experiencia más solicitada se explica tanto por la calidad de la carne como por la recomendación que los viajeros hacen en los diferentes sitios especializados. En la lista de Taste Atlas, este emblema nacional encabeza el ranking, en especial el bife de chorizo, seguido por el dulce de leche, las empanadas, las milanesas a la napolitana, los alfajores, el choripán, la provoleta y el chimichurri, entre otros. Y, por supuesto, el vino Malbec, que, si bien no es una cepa originaria -fue traída en 1853 por el ex presidente Domingo Faustino Sarmiento-, se convirtió en un clásico de calidad argentino.
Otra de las experiencias más requeridas por los extranjeros es la degustación de empanadas regionales, pero con la clase previa para aprender a elaborarlas. Los anfitriones abren sus cocinas y les explican que cada provincia del país tiene su estilo, y que los ingredientes y sabores varían según sea salteñas, tucumanas o santiagueñas. Los precios por persona van de u$s 35 a u$s 80, según el alcance y duración de la propuesta.
Hay también talleres que enseñan a preparar alfajores y dulce de leche, por supuesto, con el relato de la leyenda que indica que este postre delicioso se creó por casualidad en 1829 cuando a la criada de Juan Manuel de Rosas se le quemó la lechada para el mate.
Precisamente el mate es una de las tradiciones que genera sentimientos encontrados entre los visitantes. Esta bebida típica nacional, que los argentinos adoramos, no suele ser del agrado de los extranjeros, aunque sí les despierta una inmensa curiosidad. En las distintas aplicaciones se ofrecen desde catas de yerbas a la posibilidad de convertirte en un experto en mate. Se cuenta sobre el ritual que existe en el país, así como el origen y el proceso de producción de la yerba. En este caso, la actividad cuesta cerca de u$s 25 por persona, que incluye acompañamientos dulces.
Dónde buscar la experiencia perfecta
Existen varias aplicaciones que permiten a los turistas disfrutar de experiencias gastronómicas auténticas en casas de familias o anfitriones, sean argentinos o del mundo. Sólo deben elegir las opciones disponibles en los días que se encuentren de viaje y concretar con el anfitrión. El pago se hace mediante el sitio, que suele quedarse con el 25 por ciento del valor publicado. En tanto, quienes quieran ofrecer una experiencia, deben cumplir con algunos requisitos y estándares solicitados por la plataforma. Aquí va una lista de las más importantes:
Airbnb: además de ser una exitosa plataforma para alquilar viviendas de uso turístico, ofrece una gran variedad de actividades gastronómicas, culturales, artísticas y turísticas de todo tipo.
Eatwith: una de las aplicaciones más populares. Buenos Aires tiene anfitriones que ofrecen desde cenas tradicionales argentinas hasta clases de cocina con empanadas y asado.
Withlocals: es más conocida por tours guiados, pero también incluye experiencias gastronómicas con anfitriones locales.
BonAppetour: aunque su presencia en Buenos Aires es más limitada que Airbnb o Eatwith, tiene opciones interesantes si se busca algo más exclusivo.
Traveling Spoon: especializada en conectar a viajeros con cocineros caseros para comidas tradicionales y clases de cocina.
Todas experiencias ideales para quienes buscan una inmersión más profunda en la cultura gastronómica argentina. Porque ya lo decía en 1825 el célebre gastrónomo francés Jean Anthelme Brillat-Savarin: “Dime lo que comes y te diré quién eres”.