De su cuenta personal
La última donación millonaria del papa Francisco
El argentino fue constante hasta sus últimos días en su compromiso con las personas privadas de su libertad y lo materializó en su gesto final.
Francisco sostuvo a lo largo de su pontificado un compromiso constante con las personas privadas de libertad, articulando gestos y decisiones que subrayaron su cercanía y misericordia hacia este colectivo. Su coherencia entre la palabra y la acción se mantuvo hasta el final, con una donación millonaria.
En sus últimos días, según reveló Mons. Benoni Ambarus, responsable de la pastoral penitenciaria en Roma, Francisco destinó 200.000 euros de sus propios fondos a aliviar la deuda de la fábrica de pasta de la cárcel de menores de Casal del Marmo. Este aporte personal convierte al Papa en un benefactor directo de un proyecto de reinserción laboral juvenil.
"Le dije que tenemos una gran hipoteca para esta fábrica de pasta y que si podemos rebajarla bajaremos el precio de la pasta, venderemos más y contrataremos a más chicos. Me contestó: 'He acabado con casi todo el dinero, pero aún me queda algo en la cuenta'. Y me dio 200.000 euros", contó Ambarus
Sólo cuatro días antes de fallecer, el Jueves Santo, Francisco visitó la prisión de Regina Coeli en Roma, donde, según Ambarus, “gritó al mundo la necesidad de prestar atención a los presos”. Durante su pontificado visitó repetidamente establecimientos penitenciarios, destacándose en diciembre pasado su gesto de abrir una de las “puertas santas” del Jubileo directamente en la cárcel de Rebibbia, símbolo de inclusión y perdón para los reclusos.
Estos actos se enmarcan en su visión de la cárcel no como un lugar de castigo exclusivo, sino como un espacio donde deben promoverse la dignidad humana, la esperanza y la posibilidad real de reinserción social. Francisco quiso con ello recordar que la misericordia y el acompañamiento a los más marginados, entre ellos, los presos, son un eje central de su enseñanza y legado.