Efemérides millonarias
A 11 años del Ramirazo en la Bombonera: el cabezazo que cambió todo
El estadio de Boca en silencio. Un final abierto y un gol que torció la historia de River y su histórico Rival.
Se cumplieron once años de una noche inolvidable, de esas que se graban a fuego en la memoria colectiva de los hinchas. Fue en la Bombonera, un 30 de marzo de 2014. River le ganó 2 a 1 a su eterno rival y rompió más que una racha: empezó a cambiar el curso de la historia. Aquella victoria sería recordada por siempre como el Ramirazo.
Iban 41 minutos del segundo tiempo cuando se nos paró el corazón. Un córner desde la derecha, ejecutado con precisión por Manu Lanzini —hoy nuevamente en River—, encontró la cabeza de Ramiro Funes Mori. El mellizo se anticipó al arquero Agustín Orión y desató el grito sagrado. Fue un cabezazo seco, valiente, con alma de emblema. La pelota besó la red y el corazón riverplatense explotó. River volvía a ganar en la Bombonera después de diez años.
Hasta ese momento, el partido era parejo. El equipo de Ramón Díaz —actual entrenador del Corinthians de Brasil— había arrancado ganando gracias a un gol tempranero de Lanzini, pero Juan Román Riquelme, con su habitual jerarquía, había empatado y los fantasmas del descenso, todavía frescos, parecían volver a sobrevolar el mundo millonario. Parecía que Boca lo daba vuelta. Parecía...
Pero apareció Ramiro. Un defensor zurdo, aguerrido, que aquella tarde jugó de titular solo porque Leonel Vangioni estaba suspendido. Nadie esperaba que se convirtiera en héroe. Pero así fue. Con ese gol, River se llevó un triunfo que lo impulsaría, semanas más tarde, a conquistar el Torneo Final 2014 y cortar una sequía de seis años sin títulos locales.
Más allá del resultado, el Ramirazo fue una bisagra. A partir de ahí, River empezó a adueñarse del historial moderno en los superclásicos. De la mano de Marcelo Gallardo, el Millonario ganó tres veces en la Bombonera, eliminó a Boca en cinco cruces directos —mata-mata, como dicen en España—, y se quedó con dos finales inolvidables: la Supercopa 2018 en Mendoza y la Copa Libertadores en Madrid. Supremacía total. Épica. Incuestionable.
Han pasado once años desde aquel cabezazo y aún hoy se discute si fue córner o no. No importa. El hincha de River sabe que ese gol marcó un antes y un después. Fue el principio de una era dorada, el punto de partida de una revancha histórica contra el rival de toda la vida.
Ramiro Funes Mori hoy juega en Estudiantes de La Plata. Es suplente, lejos del brillo de aquella primera etapa. Incluso cuando volvió de Europa, muchos creímos que traería esa versión heroica, pero no pudo recuperar ese fuego. No importa. Lo que nos dio esa tarde, no se borra más.
Han pasado 11 años desde “el ramirazo”, (todavía se sigue hablando de si fue córner o no) pero su
impronta sigue vigente. Fue el inicio de una época inolvidable para River, que debo decir que marcó un antes y un después en la historia de los superclásicos.
El Ramirazo vive en la memoria. Porque hay goles que no solo cambian partidos. Cambian la historia.