Uvas agrias
Las aventuras del mayor falsificador de vinos de la historia
¿Un ladrón de guante blanco o el caso de fraude más grande del mundo del vino?
Queridos curderos, ¿Cómo están?
Les voy a contar la historia de uno de los mayores estafadores de vinos de todos los tiempos: Rudy Kurniawan.
Su verdadero nombre es Zhen Wang Huang, nació en Indonesia en 1976 y tiene un historial familiar bastante oscuro. A finales de los años 90, se trasladó a California (EE.UU.) con un único propósito: engañar a miles de coleccionistas y expertos winelovers.
Este hombre tenía un talento único para recrear a la perfección cosechas antiguas de los vinos más icónicos del mundo, como Petrus o Domaine de la Romanée-Conti, y lograr venderlos a precios exorbitantes. Lo más impresionante de esta historia fueron los métodos que utilizaba para falsificar los vinos, se llevaba las botellas vacías de los restaurantes lujosos y mezclaba vinos baratos con algunos costosos y así lograba falsificarlos; imprimía etiquetas falsas y luego las deterioraba simulando vinos de 7 dólares en vinos de 20.000 dólares.
Sin embargo, su ascenso y caída fueron tan impresionantes como su estafa. En 2014, fue condenado a 10 años de prisión en Estados Unidos, pero fue liberado en 2020 y deportado en 2021. En 2016, se estrenó un documental titulado Sour Grapes (uvas agrias).
Se rumorea que, en la actualidad, Rudy es contratado por millonarios para realizar degustaciones en las que analizan y comparan los mejores vinos originales con vinos falsificados por él.
En pocas palabras, no se dejen engañar por la primera impresión, las etiquetas llamativas o el marketing detrás de cada botella. El mercado para este tipo de vinos es bastante exclusivo y pareciera indicar que engañar a los paladares más exigentes no resultó tan difícil. Si en algún momento tienen ganas de acceder a estos vinos “exclusivos” sugiero hagan un trabajo previo de investigación y consulten con las propias bodegas o sus enólogos.
Es mejor que elijan en función de lo que realmente buscan, sabiendo que, en muchos casos, podrán encontrarse con gratas sorpresas, aunque también puede haber algunas desilusiones. No castiguen al vino por una mala experiencia y denle una segunda oportunidad, porque esa también forma parte del proceso de descubrimiento y disfrute del vino.
¡Chin Chin!