Paro de la CGT
Sin caída de salarios: la CGT extorsiona al gobierno y sale a la calle
La central obrera encabeza una protesta frente al Congreso en defensa de los jubilados, en la antesala del paro general contra el plan de ajuste impulsado por el Gobierno de Javier Milei.
En el marco de un proceso de reformas profundas impulsadas por el Gobierno nacional, la Confederación General del Trabajo (CGT) protagoniza hoy una marcha frente al Congreso en defensa de los jubilados, en vísperas del paro general convocado para mañana jueves. La movilización cuenta con el respaldo de la CTA Autónoma, la CTA de los Trabajadores y varios movimientos sociales, que se sumaron a la protesta desde el mediodía.
Durante una conferencia de prensa en la sede de Azopardo, los referentes sindicales criticaron duramente las medidas del Gobierno de Javier Milei, a las que calificaron como un ajuste que recae sobre trabajadores y jubilados. Sin embargo, el Ejecutivo sostiene que las reformas buscan evitar un colapso económico mayor, en un país heredado con altos niveles de déficit, presión fiscal y pobreza estructural.
En este contexto, las centrales obreras exigen paritarias libres, un aumento de emergencia para jubilaciones y pensiones, actualización de bonos y el fin de la supuesta represión a la protesta social.
Pese al llamado al paro, la circulación de colectivos en el AMBA no se verá afectada, ya que la UTA se encuentra bajo conciliación obligatoria por un conflicto salarial. Esta medida permitirá que millones de argentinos puedan concurrir a sus trabajos, evitando un colapso del sistema de transporte urbano.
Desde la CGT manifestaron su disconformidad, aunque la conciliación está vigente y debe respetarse legalmente.
Héctor Daer, junto a Carlos Acuña y Oscar Argüello, aseguró que la medida fue avalada por los 50 gremios del Consejo Directivo de la CGT y afirmó que “esto es más que un paro del transporte”.
Este será el tercer paro general que enfrenta Milei en apenas cuatro meses de gestión, un hecho llamativo si se lo compara con el mandato de Alberto Fernández, quien no sufrió ni una sola medida de esta magnitud a pesar del colapso económico heredado. El dato alimenta la hipótesis de un doble estándar de los gremios según el color político del Gobierno.
El contexto histórico de los paros
Desde el regreso de la democracia, Raúl Alfonsín fue el presidente con más paros generales (13), seguido por Carlos Menem y Fernando De la Rúa con 8 cada uno. Eduardo Duhalde enfrentó 2 durante su mandato de transición, mientras que Néstor Kirchner solo uno en cuatro años. Tanto Cristina Fernández como Mauricio Macri sumaron 5 paros generales cada uno, aunque Macri lo hizo en la mitad de tiempo.
Impacto sector por sector
- Transporte urbano:
Colectivos funcionarán con normalidad, pero trenes, subtes y taxis estarán interrumpidos por adhesión gremial. - Transporte aéreo:
Se estima una operatividad del 45%. Aerolíneas Argentinas cancelará 258 vuelos, afectando a unos 20.000 pasajeros. - Educación:
CTERA y gremios universitarios adhieren al paro, lo que impactará en la actividad académica. - Salud:
Se mantendrán guardias mínimas, con servicios reducidos en hospitales públicos. - Bancos:
Sin atención presencial. Solo operarán canales digitales y cajeros automáticos. - Administración pública:
Se suspenderán actividades en organismos nacionales, provinciales y municipales. - Recolección de residuos:
El servicio estará suspendido durante todo el jueves, retomando el viernes.
Entre la reforma y la resistencia
El paro general convocado por la CGT se presenta como una señal de resistencia sindical frente a un modelo de transformación profunda que impulsa el presidente Javier Milei. Sin embargo, el mandatario ha dejado en claro que no cederá a las presiones corporativas y que continuará con su plan de ajuste, desregulación y equilibrio fiscal, aún frente a la oposición de sectores tradicionales del poder.
En un escenario de alta conflictividad, el Gobierno pone a prueba su capacidad de sostener el rumbo. Mientras tanto, una parte considerable de la sociedad respalda la promesa de cambio, entendiendo que la salida de la crisis exige sacrificios reales y decisiones firmes. La Argentina atraviesa una encrucijada histórica, donde el enfrentamiento entre la transformación estructural y la defensa del statu quo definirá el destino inmediato del país.