A 5 años del asesinato de Fernando Báez Sosa
Salvaje agresión en grupo a un joven en Villa Gesell
Ocurrió en la madrugada del martes 22, a tan sólo unas cuadras del boliche Le Brique, donde fue asesinado Fernando. La víctima sufrió heridas de gravedad y los atacantes aún no fueron identificados
A 5 años del brutal homicido de Fernando Báez Sosa el 18 de enero por un grupo de cobardes que lo atacaron sin piedad, la historia se vuelve a repetir el mismo mes y con sólo unos días de diferencia; sólo que, afortunadamente, esta vez la víctima no murió, aunque sufrió heridas de extrema gravedad. Lo que impacta y genera indignación son los patrones que se repiten: violencia desmedida entre jóvenes, ataque a traición de más de un individuo contra uno solo, la ciudad, el mes, el aniversario, la inacción e indiferencia del personal de seguridad del boliche y la carencia de valores de una generación.
El hecho ocurrió a las 3 am en el local nocturno “Origen” a tan sólo unas cuadras del, hoy infame, boliche"Le Brique", escenario del asesinato de Fernando Báez Sosa. En esta oportunidad la víctima fue Felipe Rico, un joven de 21 años que había concurrido junto a un grupo de amigos para pasar un buen momento. Según relata Felipe, estaban 'tranquilos, bailando". Pero esa tranquilidad se acabó cuando Belén, una compañera de trabajo del joven le contó que estaba siendo acosada y hostigada intensamente por un grupo de hombres. Felipe quiso tranquilizar a su amiga, sugiriéndole ignorar la situación. Pero todo empeoró. Belén, quien era perseguida por estos sujetos, fue hacia donde estaba Rico. Hubo una discusión que fue escalando en intensidad, aunque el joven no los confrontó físicamente, defendía a Belén e intentaba que cesara el acoso de este grupo de hombres. Entre los agresores y Felipe había una barra que los separaba. Pudo esquivar el primer golpe que le lanzaron. Pero, casi al instante, uno de los victimarios logró acercarse a él y le partió un vaso de vidrio en la cara. Rico cuenta que intentó secarse la cara, ya que pensó que sólo estaba mojado, pero tenía la visión borrosa y notó que tenia un corte profundo a la altura de los ojos.
“Encima los del boliche me sacaron primero a mí”, expresó Felipe, con justa indignación. Aunque luego los encargados de la seguridad del establecimiento echaron a los agresores, sólo se limitaron a eso, tal como ocurrió con Fernando. Alguien llamó a la ambulancia al ver la profusa hemorragia facial del joven y fue trasladado al hospital Arturo Illia, donde tuvieron que coserlo "en forma de T" ya que el impacto afectó ambos ojos. Entretanto, nadie retuvo a los dos hombres que atacaron a Felipe, lo que les permitió escapar impunemente en un auto. Hasta la fecha se desconoce la identidad de los agresores. Sin embargo, cuando el joven contó lo que le ocurrió en su cuenta de TikTok, una mujer se contactó con él y le comentó que también había sido acosada por los mismos sujetos y que "ya se habían peleando con otras personas esa noche¨. Con suerte, esa persona y los datos que pueda aportar ayuden a reconocer a los atacantes.
Hasta el día de hoy, tampoco hay información sobre el fiscal que debe llevar el caso. Sólo en un medio se nombró a una abogada pero no hay ninguna confirmación oficial, lo que deja a Felipe aún más indefenso ante la desidia de quienes deben velar por la seguridad y por la justicia de los ciudadanos.
Este caso genera particularmente indignación, porque la historia se repite y nada parece haber cambiado desde el brutal asesinato a Fernando el 18 de enero de 2020. Tanto las autoridades de Villa Gesell, como los responsables de los establecimientos nocturnos deben hacerse cargo. No es casual, no es un hecho aislado y ocurre en las mismas circunstancias. Los controles en la noche, tanto por parte de la policía así como la capacitación y exámenes psicológicos–psiquiátricos a quienes deben resguardar la seguridad de las personas de estos lugares, son nulos. Y quienes deben observar que se realicen estos controles, tampoco lo hacen. No es una novedad ni un secreto, está a la vista de todos. Y no puede seguir siendo naturalizado.
La muerte de Fernando no puede ser en vano. Y la brutal agresión a Felipe no debe quedar impune. Los responsables directos deben ser juzgados y condenados, así como los cómplices que co su inacción permiten que ocurran estas tragedias, .Y nosotros, como sociedad, debemos reflexionar sobre aquello que estamos haciendo mal ( o no haciendo) ante este aumento alarmante en la agresividad, ifalta de empatía e indiferencia y hasta desprecio por el otro. Entre los patrones en común en los jóvenes que cometen acciones de extrema violencia hacia otras personas (y que no poseen ninguna condición o enfermedad mental que pudiera explicar este tipo de comportamiento) se encuentran la falta de transmisión de valores, de comunicación y de contención en el ámbito familiar. No podemos permanecer indiferentes. Todos compartimos la responsabilidad de exigir y promover un entorno más seguro y humano para detener este flagelo.