18 años sin ganar Copa Libertadores
Peligrosa obsesión
La eliminación ante Alianza Lima en la fase preliminar de la Copa Libertadores fue una bomba de tiempo para el mundo Boca. Además del cuestionado Fernando Gago como entrenador, también dejó en la cornisa a la gestión del presidente Juan Román Riquelme y del Consejo de Fútbol.
Casi 18 años pasaron de un extraordinario Juan Román Riquelme, quien fue el gran abanderado de aquel Boca campeón de la Copa Libertadores. En ese entonces, el hoy Presidente boquense desplegaba su talento y sus ganas de jugar tras estar sin actividad en Villarreal de España. Actualmente el “10” también es protagonista de una obsesión Xeneize que se llama Copa Libertadores.
Luego de aquella última obtención del trofeo continental en 2007 del equipo que en ese entonces dirigía Miguel Angel Russo, en los años siguientes, Boca no dejó de ser protagonista del certamen continental, siendo tres veces finalista (2012, 2018 y 2023) y semifinalista en otras temporadas. Sin embargo, la ansiedad por obtener el máximo trofeo del continente creció desde aquel recordado 9 de diciembre de 2018, cuando perdió en Madrid ante River, su clásico rival.
Como consecuencia de la históricas derrotas ante el Millonario (semifinal Copa Sudamericana 2014, octavos de final Copa Libertadores 2015, final en Copa Libertadores 2018 y semifinal Libertadores 2019), la mayoría de los socios decidieron darle voto de confianza a la propuesta que encabezaron Jorge Amor Ameal como presidente y Riquelme como Vicepresidente.
Desde que JRR es dirigente de Boca (Vicepresidente en el período 2019-2023 y Presidente desde 2023) Han pasado diferentes entrenadores: Miguel Angel Russo, Sebastián Battaglia, Hugo Ibarra (estos dos últimos casos eran técnicos interinos y fueron ratificados una vez que obtuvieron Copa Argentina 2021 y Liga Profesional 2022 respectivamente), Jorge Almirón, Diego Martínez y Fernando Gago.
A Riquelme le ha costado (y aún le cuesta) dejar de lado el “modo jugador”. Una de las primeras medidas que tomó desde el lado directivo fue dar la orden a los entrenadores de las divisiones formativas que en sus equipos deben jugar con enganche; si bien para muchos éso puede ser positivo, también les resta autonomía a los técnicos, más allá de la confianza que pueda tener con los mismos. Lejos está aquel futbolista que pateaba tiros libres e hizo goles extraordinarios, pero en estos años como directivo, Román junto al Consejo de Fútbol que integran Jorge Bermúdez, Marcelo Delgado y Raúl Cascini, han tenido algunas polémicas actitudes: prenderse (y no dar el ejemplo en separar y contener) en peleas de los jugadores contra la policía en Belo Horizonte tras una eliminación contra Atlético Mineiro en la Copa Libertadores 2021, hacer bajar del micro al plantel y regresarlo al vestuario tras una derrota ante Gimnasia de La Plata en la Bombonera, así como también despedir a un entrenador (Battaglia tras quedar eliminado ante Corinthians de Brasil en octavos de final de la Libertadores 2022) en la cafetería de una estación de servicio, teniendo Boca Juniors tanto el Boca Predio en Ezeiza como las oficinas del estadio para hacer estas reuniones. Dichos ejemplos describen la falta de seriedad en el proceder de los encargados del fútbol profesional en estos últimos años.
En el presente año no llegó ni a la fase de grupos de la Copa Libertadores y la temporada recién empieza. No es la primera vez que Boca no juega Copa Libertadores ni Copa Sudamericana, lo cual no es ninguna tragedia, pero si es un fracaso porque la chequera del club fue utilizada para hacer grandes inversiones en refuerzos para competir fuerte a nivel internacional.
Alan Velasco fue una de las incorporaciones fuertes. Boca desembolsó 10 millones dólares al FC Dallas por el ex Independiente y fue a quien le detuvieron el último tiro desde el punto penal en la serie, que decretó la eliminación ante Alianza Lima. Y como si fuera poco, La Bombonera cantó a viva voz el “…que se vayan todos, que no quede ni uno solo…”, dejando en evidencia el repudio al equipo y a la dirigencia. Ahora, el conjunto de La Ribera deberá conformarse con disputar el Torneo Apertura Y Clausura, Copa Argentina y el Mundial de Clubes, que se jugará del 14 de junio al 13 de julio en Estados Unidos.
Cada vez que hay una nueva frustración deportiva, el fusible más sencillo es el cambio de técnico, pero también hay otros responsables de llegar a este resultado que es la conducción del club, que con ciertas decisiones pone en duda su capacidad para ocupar cargos ejecutivos. Que Riquelme, Bermúdez, Delgado y Cascini hayan sido exitosos y destacados jugadores, no significa que sean grandes directores deportivos. Por lo tanto, el replanteo de los pasos a seguir también debería ser también internamente de parte de la cúpula.
Los ciclos exitosos bajo el mando de Carlos Bianchi (1998-2001 y 2003-2004) –sin olvidarse de las conquistas generadas con el trabajo de Juan Carlos Lorenzo en 1977 y 1978-, elevaron la vara y provocaron la exigencia de que Boca tenga que ser protagonista en toda competición internacional que participe, pero no por ello es obligación ganar, lo cual ha generado confusión y hasta una peligrosa obsesión.