Impacto global y oportunidad local
Milei busca arancel cero para el 80% de lo que Argentina exporta a Estados Unidos

Historiadora.
La nueva política arancelaria de Estados Unidos sacude el comercio mundial, pero Argentina consigue quedar en una posición privilegiada. El presidente Milei negocia beneficios para exportaciones clave y se encamina hacia un posible Tratado de Libre Comercio.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una serie de aranceles que afectarán a numerosos países, con un impuesto mínimo del 10% a todos los productos importados y tarifas aún más altas para grandes economías y mercados emergentes. Las medidas, que entrarán en vigor en breve, podrían tener un fuerte impacto en el comercio global y ya provocaron caídas en los mercados bursátiles.
Trump justificó la decisión como una respuesta a décadas de políticas proteccionistas de otros países que, según él, han perjudicado a las exportaciones estadounidenses.
En cuanto a los productos argentinos, todos quedaron incluidos dentro del nuevo arancel básico del 10%. Para el Gobierno argentino se trata de “un tremendo logro”, ya que implica un tratamiento equivalente al de un país con Tratado de Libre Comercio. Incluso destacaron que la condición es más favorable que la otorgada a Israel, cuyas exportaciones enfrentan aranceles del 17%.
En este marco, los convenios que logró el presidente argentino durante su actual visita a Estados Unidos son fundamentales para el futuro de la economía nacional. Según informó LA NACIÓN, Javier Milei anunciará una negociación que busca alcanzar un arancel del 0% para unos 50 productos argentinos, como paso inicial hacia un futuro Tratado de Libre Comercio (TLC). El beneficio sería significativo, ya que se trataría de diez productos que representan el 80% de lo que Argentina exporta a Estados Unidos.
Un vínculo con historia
La relación entre los presidentes de Argentina y Estados Unidos ha evolucionado a lo largo de las décadas, influenciada por la llamada "diplomacia presidencial" y la "química" personal entre los líderes.
Según un repaso histórico elaborado por Rosendo Fraga, el primer encuentro oficial ocurrió en 1933, cuando Franklin D. Roosevelt visitó Buenos Aires y estableció una buena relación con Agustín P. Justo.
Décadas más tarde, Arturo Frondizi y John F. Kennedy encontraron puntos en común, especialmente en la búsqueda de soluciones a los conflictos políticos en América Latina, aunque las tensiones de la Guerra Fría limitaron sus iniciativas.
En los años 80, Raúl Alfonsín y Ronald Reagan, a pesar de sus diferencias ideológicas, coincidieron en la importancia de la democratización en la región.
Carlos Menem mantuvo vínculos muy estrechos con George Bush padre y Bill Clinton, marcados por la famosa frase de Guido Di Tella sobre las “relaciones carnales”. Fernando de la Rúa no logró la misma cercanía, y Eduardo Duhalde, en plena crisis, no tuvo margen para vínculos internacionales.
Néstor Kirchner tuvo una relación tensa con George W. Bush, mientras que Cristina Fernández de Kirchner, pese a coincidir con el popular Barack Obama, protagonizó varios incidentes diplomáticos.
Mauricio Macri retomó una buena sintonía con Estados Unidos, primero con Obama y luego con Trump, con quien logró un fuerte respaldo financiero del FMI.
Con Alberto Fernández y Joe Biden, la relación fue distante a nivel presidencial, aunque activa en niveles técnicos.