PANORAMA AGRO
Márgenes acotados, panoramas sombríos y un arcoíris al final del camino
El Gobierno busca evitar un conflicto y el campo recuperar rentabilidad tras la fatal sequía. Excelentes ventas 2023 y el favor confianza en Javier Milei.
El campo en la Argentina ha aprendido, más que nadie, del estoicismo de Séneca y Marco Aurelio. Dedicado siempre a trabajar en lo que a él respecta y no depender de los factores externos, este enfoque ha sido uno de sus mayores fuertes y motivo de orgullo durante mucho tiempo. Sin embargo, para esta campaña, parecen cernirse nubarrones negros que vienen de los cuatro puntos cardinales. Y, a diferencia de lo que "tanto bien le hace al campo", como decía mi abuela Haydee, estas nubes no terminan de garantizar el agua necesaria.
Primero, un valor del dólar planchado que pierde contra la inflación. En segundo lugar, el agua se hace desear, aunque no hay que apresurarse: las lluvias son del mes de febrero. Tercero, los commodities, semillas, fertilizantes y fitosanitarios están en valores muy por debajo de los de hace un año. Cuarto, una presión tributaria abrumadora. Este combo obliga a quienes están vinculados al campo a replantearse los caminos a seguir.
Tranquilos amigos, pisemos la pelota y veamos hacia adelante. ¿Cómo puede resultar útil este "bolonqui"?
Primero que nada, atención: es importante leer entre líneas. Los títulos son tremendistas. Hay que interpretar una noticia, mirar quién la cuenta, a quién va dirigida, cómo suena y qué quieren transmitir. “Default en el agro” asusta. Para cualquier argentino de a pie, la palabra default evoca la peor época de nuestra historia reciente.
Las alarmas se encienden, y no sin razón: tres empresas del sector agroindustrial no pudieron afrontar vencimientos de deuda.
Un punto clave es que las ventas de 2023 fueron muy buenas, y siempre es más odiosa la comparación cuando se contrasta con un año excepcional.
Además, después de que Los Grobo, Agrofina y Surcos no pudieran cumplir con sus responsabilidades, la calificadora de riesgo FIX revisó la situación de deudas de otras empresas del sector. Sin embargo, no toda la información se comunicó correctamente. Algunos medios informaron que a varias empresas se les había bajado la calificación, lo cual no es del todo cierto. En casos como el de ALZ Semillas, solo se cambió la perspectiva de estable a negativa, manteniendo su calificación de riesgo A-(Arg). Lo mismo ocurrió con Metalfor, cuya calificación de A(Arg) ahora incluye un “Rating Watch Negativo (RWN)” por su alta concentración de deuda a corto plazo. Es entendible que, tras los incumplimientos mencionados, la calificadora adopte una postura más estricta. Aunque esto no significa que todas las empresas estén en la misma situación.
En tercer lugar, esta situación podría convertirse en un argumento válido para reclamar una promesa electoral que empieza a hacerse desear: la eliminación de la presión tributaria, especialmente de los derechos de exportación. Estoicismo puro: ¿Cómo se puede aprovechar esta situación negativa? Sin duda, impulsando los reclamos para terminar con algo que no debería haber existido nunca.
Recapitulando. Si esta crisis termina siendo el “apalancamiento” (disculpen amigos financieros, me gustó el término) para generar los necesarios reclamos que logren terminar con las retenciones, recordemos que esta es una promesa que el gobierno ha hecho al campo desde que llegó al poder, si el agua de febrero llega como esperamos que ocurra y si algunos precios de los comodities se acomodan, algo que ha pasado muchas veces, entonces, la tormenta perfecta se empezaría a disipar y tal vez en el horizonte se pueda ver un camino por delante repleto de campos verdes.