Panorama político
Largaron: Manu sueña, Mauri juega, Horacio aplaude y CFK odia a Axel

Periodista y Director de Newstad
El PRO depende de Mauricio Macri, Cristina Kirchner busca romper el proyecto de Axel presidente y arde la interna del PJ
Axel Kicillof lo determinó hace quince días, es el momento de jugar y dejar en claro que quiere ser presidente, con o sin el “ok” de su mentora y jefa política Cristina Kirchner. Se lo hizo saber a Carli Bianco, su hombre de confianza, y absolutamente después a los jefes comunales con los que cultiva un sigilo casi infranqueable. Será candidato, y si le hace caso al plan de Sergio Massa, será después de las elecciones nacionales, para probar que el kirchnerismo no es lo que dicen.
El gobernador sabe por navegar las aguas de la familia política más vehemente de la historia moderna que no será fácil ni podrá esquivar el perdigoneo venidero desde el día en que despeje dudas y anuncie el desdoblamiento eleccionario. El sistema está roto de forma integral, casi ningún distrito puede asegurar que los resultados beneficiarán a uno o a otro, todo el círculo rojo y su casi sin fallas nulo olfato bosquejan distintas verdades a medias, nadie sabe nada.
Mauricio Macri generó expectativa en el Planetario, a pesar del frío y la casi nula asistencia genuina, los amarillos también mueven el aparato. Se volvió a sentir que no todo está perdido y que si le pone el pecho a la campaña están a tiempo de evitar la primera derrota del PRO. Pero derrota en serio, no porque no quede primero en los resultados. La matemática es de las pocas cosas que no cambian, si una fuerza política está integrada en 2023 por cinco fuerzas y logra 49.67% en primera vuelta. Ahora con socios trabajando para romper al PRO es difícil que logren más de 25%.
El PRO sigue siendo la marca más exitosa de la historia del distrito, y Mauricio Macri el político más trascendental que la ciudad conoció. Fundó un partido, ganó diez elecciones y en el medio fue PResidente y ganó Buenos Aires con una ministra porteña formada por él y Horacio Rodríguez Larreta. Más no se puede pedir.
Jorge Macri empezó a utilizar un concepto de consultoría, “TOLERANCIA CERO” ha dicho en más de una vez. Una idea nueva, que nunca había usado y que amerita un departamento como premio para quien lo haya convencido de abandonar la ambigüedad para entender, casi dos años después de asumir, que será el Rudolph Giulliani de los porteños, o no será nada.
La encuesta que tiene Manuel Adorni dice que sale primero, pero que detrás sale Leandro Santoro, pero que tercero sale un tal Horacio Rodríguez Larreta y cuarta Silvia Lospennatto. Es decir, la primera derrota del PRO se dará no porque no salga primero, sino porque sin aparato ni estructura, Horacio Rodríguez Larreta logre hacerle pensar a buena parte del electorado, que un buen gestor no se olvida y que está por encima de la marca, lo que va a catalizar la furia de los primos Macri.
Se plantea un tablero absolutamente anómalo, con marcas rotas, partidos disueltos y el regreso de los que no iban a regresar jamás. El gobierno debería tomar nota e impulsar la campaña de Rodríguez Larreta más que nunca, ya que ser el ex alcalde quien decida si el PRO queda herido o muerto después del domingo de elecciones. No hay que subestimar el rol del PRO como hacedor de un método y un cambio de paradigma que inició hace casi un cuarto de siglo, pero no son tiempos de lealtades indelebles ni de sellos históricos. El cambio en el mundo de la IA también contempla cambios a la hora de votar.
Cristina Kirchner juega lo que juega hace cincuenta años, cuando dejo su Tolosa natal para evitar vivir en carne propia la dictadura. Era 1976 y mientras Luis Zamora abrió la primer APDH en La Plata, Néstor y Cristina Kirchner volaron a Santa Cruz para desarrollar en cuatro años un imperio de real state en un lugar inhóspito donde los militares sabían exactamente cómo hacían plata los sureños. Kirchner recibe militantes a cenar en su ex departamento, ese que ahora habita Sabino Vaca Narvaja, en la calle Juncal, donde ella nunca encajó ni hubiera encajado en diez generaciones. No era Recoleta para ella, nunca iba a ser ella una señora de Recoleta, la mona y la seda.
“Axel es como mi hijo”, dice en las cenas que se comparten en su extenso departamento. Acto seguido, le recuerda a su hijo que extermine cualquier intento de crecimiento personal del gobernador. Es una vieja estrategia, para nada disruptiva dentro de la estructura psíquica de los Kirchner. “Gane quien gane, gané yo; pierda quien pierda, perdieron ustedes”. Es la definición antropológica que hizo Néstor Kirchner en su vida política, abandonando siempre al perdedor y abrazándose al ganador. Altruismo, pero al revés.
El Peronismo está más roto que nunca, pero con un desafío, creen que pueden ganar a pesar de su fragilidad interna, algo que quedó al descubierto en 2009, 2013, 2015, 2019 y 2023. Tal vez esta vez no compita Francisco De Narváez, aunque siempre está. Rotos los partidos y los sellos, resta depender de la capacidad de explicar el cómo, por encima del qué.