Silencio cómplice
La única manera de terminar con la inseguridad es a través de la decisión política y punto

Periodista.
Mientras la violencia en el conurbano se cobra vidas inocentes, el silencio de ciertos artistas y referentes culturales resulta ensordecedor. Quienes antes alzaban la voz con fervor, hoy esquivan el tema o miran hacia otro lado. ¿Doble vara, indiferencia o simple conveniencia?
Si bien dentro del kicillofismo hablan de una baja del índice de la tasa de homicidios en el conurbano, la campaña electoral se verá atravesada por la inseguridad como principal y determinante flagelo. Aseguraron también que la problemática se "cronificó" y que están trabajando para bajar los números. No se nota.
Les paso algunas cifras: los crímenes se incrementaron un 15% y son cada vez más virulentos. También se disparó la cantidad de expedientes abiertos por todo tipo de hechos. La Matanza es el distrito con altísimos números de casos relacionados al tráfico de drogas y asesinatos. Los delincuentes actúan cada vez con mayor agresividad e impunidad. El “abuso de arma de fuego” para perpetrar un delito, como robo de autos, entraderas y femicidios, creció casi un 30%. Todo eso en Peronia, la tierra sagrada de Axel Kicillof.
Bastián Escalante, 10 años. Umma Aguilera, 9 años. Morena Domínguez, 11 años. Kim Gomez, 7 años. Podría seguir...
Estos niños deberían estar preparándose para el inicio escolar, pero NO. Son niños "mártires", víctimas de la desidia política del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Sus muertes son el resultado de la criminalidad galopante con la que conviven los bonaerenses hora tras hora.
Lo de Kim parece ficción: una niña arrastrada metros enteros por un auto manejado por dos menores de 17 y 14 años. Pidiendo a gritos ayuda. Marcas en el asfalto. Charcos de sangre. Un cuerpo decapitado y desmembrado. Digno de una escena hollywoodense. Pero NO.
Mientras el Gobernador está en la disyuntiva de si desdobla o no los comicios bonaerenses y habla de "operación política", las cifras se disparan. El miedo se apodera de las calles y su imagen cae precipitadamente.
Pensaba en estos días en todos aquellos artistas militantes y propagandistas del gobierno anterior. En cómo se enronquecen para denostar al actual Gobierno, y cuánto énfasis e indignación mostraron para ciertas cuestiones. En esa sintonía esperaba un repudio generalizado hacia el monstruo de la violencia en el conurbano, un rechazo colectivo por parte de esas voces "artísticas" que por momentos suelen ser bastante altisonantes. Pero NO. Qué iluso fui. Me equivoqué una vez más. No aprendo más.
Me pregunto entonces dónde están los jóvenes cantantes que marcharon contra los dichos de Davos, las Actrices feministas radicales—que tantas veces exigieron participación social en favor de la legalización del aborto—, la Asociación Argentina de Actores—siempre levantando la bandera blanca de la humanidad y de una supuesta empatía—, las Madres de Plaza de Mayo—amigas íntimas del Madurismo y del Fidelcastrismo—, el colectivo LGTBQ+—que siempre marchan por la aceptación e integración de las minorías...
No puedo dejar de preguntarme dónde están todos. ¿Dónde están todos?
"Milei es la dictadura", repiten como loros. Ahora, cuando el problema a abordar viene desde las entrañas del kirchnerismo, se quedan todos sumidos en un silencio sepulcral.
Hace unos días descubrí a una cantante muy poco agradable y con un "phisique du role" bastante trillado, nada nuevo. Se llama Marilina Bertoldi. Busqué algo de lo que presenta y debo admitir que no hace nada distinto de lo que hemos escuchado anteriormente. Se viralizó un video suyo insultando al Presidente en un recital de poca concurrencia. Volé a sus redes a cotejar justamente si también había realizado algún descargo sobre la cantidad de chiquitos que mueren en el Gran Buenos Aires, pero NO. Fui iluso otra vez. No aprendo más.
No aprendo más.
Algo está pasando entre el público y los artistas. Hay una batalla cultural en la que el "soberano" está tomando una postura antiartística bastante palmaria. Cuando el público te condena, no hay vuelta atrás.
Estoy mirando redes de otros artistas y descubro que son MUCHOS los que omiten hablar del tema o solidarizarse con las familias de las víctimas. ¿Para qué pierdo tiempo?
No aprendo más. No aprendo más. No aprendo más.
No aprendo más.