El asesino serial que inspiró a Hitchcock
La piel que habita
Una historia de psicosis, depravación y espanto
A finales de la década del 50 un escalofriante caso conmocionó a la sociedad de Plaintfield, Wisconsin, exponiendo a uno de los asesinos seriales más perturbados de la historia: Ed Gein, “el carnicero de Plainfield”. La historia detrás del criminal que inspiró los personajes de Norman Bates (“Piscosis”), Buffalo Bill (“El silencio de los inocentes”) y Leatherface (“La masacre de Texas”)
Durante la noche del 17 de noviembre de 1957 los policías de Plaintfield, quienes investigaban la desaparición de Bernice Worden, hicieron un espeluznante hallazgo en la granja del pueblerino Ed Gein. El cuerpo de la dueña de la ferretería local colgaba destripado y boca abajo en un galpón lindante con la vivienda. Ese era sólo el comienzo del horror que presenciarían los investigadores. En el hogar hallaron bolsas con órganos humanos, objetos y prendas de vestir fabricados con restos humanos de múltiples cadáveres que habían sido profanados del cementerio, como el de Mary Hogan, mesera de la taberna del pueblo, quien había desaparecido un tiempo antes. Eso no era todo. Tapiada con maderas se hallaba la única habitación impoluta de la propiedad, la de su difunta madre Augusta. El templo que su hijo preservaba escondía la respuesta sobre el retorcido y enfermo comportamiento del asesino.
Edward Theodor Gein nació en 1906 en el condado de Lacrosse, Wisconsin. Su infancia estuvo marcada por la violencia ejercida por su padre alcohólico, George, y su opresora madre, una ama de casa fervientemente religiosa, quien consideraba a las mujeres como prostitutas creadas por el diablo para tentar a los hombres. Pese a tener un hermano, Henry, Ed creció aislado y retraído. Tras la muerte de su padre en 1940, se profundizó la patológica relación de amor-odio con su madre, alimentada por una cultura sexista y estereotipada desarrollada en la década del 50. Durante el último año de vida de su madre, víctima de una parálisis producida por una apoplejía, Ed se abocó únicamente a su cuidado. El fallecimiento de Augusta, sumado a su incapacidad para socializar y la profundización del aislamiento, fue el detonante que despertó su enfermedad mental y sus perversiones. Gein exhumó al menos 40 cadáveres de mujeres, a quienes desollaba para crear prendas con las que se vestía personificando a su madre, con quien mantenía largas conversaciones imaginarias y a quien, como confesó al ser detenido, escuchaba criticarlo e instarlo a matar.
Su enfermedad evolucionó y nació su deseo por asesinar. Fue así que asesinó de un disparo a Hogan, una mujer malhablada y con un fuerte carácter, a quien veía como una versión grotesca de su madre. No fue su única víctima. Gein también le disparó a Bernice Worden con un rifle de caza. Los crímenes podrían haber quedado impunes, pero cometió un torpe error que conduciría a la policía hacia su esclarecimiento: un día previo al asesinato, le compró líquido anticongelante a Worden y acordó regresar la mañana siguiente. Su nombre figuraba en la última factura de venta de la ferretería.
Gein fue detenido, declarado inimputable y diagnosticado con esquizofrenia. Fue confinado a una institución mental y, pese a haber sido un recluso modelo, jamás pudo recuperar la libertad ya que, años después de su encarcelamiento, una junta médica declaró unánimemente que de ninguna manera podría reinsertarse en la sociedad. Murió el 26 de julio de 1984 a los 77 años en el hospital geriátrico para enfermos mentales de Mendeta y fue enterrado junto a su madre.
Gein se convirtió en un ícono de la cultura pop estadounidense de la época. El escritor de la novela “Psicosis”, Robert Bloch (1959), se inspiró en el asesino para crear el personaje de Norman Bates, adaptado al cine por Alfred Hitchcock (1960). También se basaron en él para crear al personaje de Buffalo Bill en la novela “El silencio de los inocentes”, de Thomas Harris (1988) y a Letaherface en “La masacre de Texas” (1974).