Cambio histórico en la política migratoria italiana
Italia cierra la puerta a miles de argentinos que buscaban la ciudadanía por descendencia

Historiadora.
Desde marzo de 2025, Italia solo reconocerá la ciudadanía por sangre a hijos y nietos directos de italianos. La medida impacta de lleno en miles de argentinos que tenían trámites en curso y genera una ola de reclamos frente a los consulados.
El gobierno italiano ha decidido modificar de manera drástica su política de reconocimiento de la ciudadanía por descendencia, afectando profundamente a miles de argentinos que actualmente tienen trámites en curso. A partir del 28 de marzo de 2025, solo los hijos y nietos de ciudadanos italianos podrán acceder a este derecho. Las generaciones posteriores —como bisnietos y tataranietos— quedarán excluidas, salvo que uno de sus progenitores haya residido al menos dos años de forma continua en Italia antes del nacimiento del solicitante.
Con esta decisión, Italia pone fin al principio del ius sanguinis (derecho de sangre), que durante décadas permitió que los descendientes de italianos, sin importar cuán lejana fuera su generación, pudieran recuperar la ciudadanía de sus ancestros. Esta modificación no solo afecta a quienes pensaban iniciar el trámite, sino también a quienes ya estaban en proceso: todos los consulados italianos han eliminado la posibilidad de obtener turnos desde sus portales web, y los expedientes recientemente presentados están siendo rechazados, incluso después del pago de las tasas consulares.
Las cancelaciones alcanzan también a quienes tenían turnos programados para los próximos meses. Solo se respetarán los expedientes ingresados hasta el 26 de marzo de 2025 y los casos judicializados por la vía materna. En cuanto a quienes ya obtuvieron la ciudadanía italiana, no la perderán. Sin embargo, se impone un nuevo límite: si un padre obtuvo la ciudadanía a través de un bisabuelo, ya no podrá transmitirla a sus hijos.
Frente a esta situación, las protestas no se hicieron esperar. Ayer, una marcha pacífica frente al consulado italiano en Buenos Aires, a las 9 de la mañana, reunió a numerosos solicitantes que reclaman por el derecho a la ciudadanía y exigen que se respete el vínculo histórico entre Argentina e Italia.
Estos cambios generan indignación en un país como Argentina, que durante décadas recibió con los brazos abiertos a millones de inmigrantes italianos que llegaron en busca de un futuro mejor. Lejos de cerrarles las puertas, la Argentina les dio trabajo, tierra, educación para sus hijos y una identidad nacional que honra su herencia. Hoy, sus descendientes ven cómo ese lazo se corta arbitrariamente. Una historia de hospitalidad se convierte en una de injusticia: mientras Italia se repliega, Argentina sigue siendo el país que les dio cobijo… y que ahora ve cómo a sus hijos y nietos se les mal paga.