Arde el PJ
Insaurralde, Massa y Kirchner: todos contra el plan "Axel Presidente"

Periodista y Director de Newstad
El gobernador enfrenta un golpe permanente de La Cámpora. Insaurralde puso estructura, Máximo desordena, Massa se espera
- Sergio, ¿cómo estás?
- Por ahora, libre, no es poco.
No es menor la sinceridad en la respuesta del ex candidato a presidente Sergio Massa. Fue en un intercambio con un empresario norteño días atrás. Explica en buena medida el orden de prioridades de la cúpula del PJ hoy, con un mapa complejo y una escala de desafíos que van desde la libertad hasta la Presidencia.
“Están todos en la chiquita, Cristina no entiende que cambió el liderazgo y la asimetría y directivas no van más, está todo roto y así va a seguir por tiempo indeterminado”. Es la mirada que aporta un dirigente peronista que conoce cómo piensan y qué quieren hacer los líderes del partido que fundó Juan Perón y que hace décadas no se encontraba tan partido y endeble. Hay un elemento que empieza a cuajar, pero que incluye una partición nodal: el final de Axel para la campaña de un nuevo líder, aún hoy vacante.
Martín Insaurralde trabaja mucho, desde temprano, como siempre. A veces recibe gente en Puerto Madero, a veces en su mansión del barrio privado donde las mesas de mármol y el gimnasio privado no despiertan curiosidad en ningún fiscal. Es en barrio Fincas de San Vicente, en Lomas de Zamora, donde se refugió después sutil desliz de ostras y otros menesteres para su posterior naufragio. Es el armador de Máximo Kirchner, arrima sus amigos y su financiamiento intacto, trabaja de forma denodada junto a Sergio Massa y Cristina Kirchner con único plan: no va a ser presidente Axel Kicillof y quedarse con la marca PJ y el kirchnerismo adentro.
Son Sergio Massa, Martín Insaurralde, Cristina Kirchner y su hijo: todos tienen como objetivo central esmerilar primero la gestión y después el plan político que busca traducir el 2025 como trampolín de una presidencia liderada por Axel Kicillof. Cristina apela al axioma aprehendido de su marido: “gane quien gane, gané yo; pierda quien pierda, perdieron ustedes”. El altruismo pero al revés, esa pasión que acompaña a la ex compañera de Alberto Fernandez en el Frente de Todos, tal vez la peor idea que tuvo Cristina Kirchner en su vida política.
Pocas noches atrás, cenaba junto a Sabino Vaca Narvaja (actual inquilino de su departamento de la calle Juncal) y un dirigente de la primera sección electoral. “Axel es como un hijo para mí”, apuró la ex presidente, para sorpresa de todos. Al siguiente día, Máximo Kirchner habló con uno de las empresas de medios que sostienen y torpedeó sin compasión contra el gobernador bonaerense. Es un juego que se vive y condena con pasión dentro del movimiento. Dato al margen, el Gobierno pide ideas, se asesora y respeta a Vaca Narvaja, hoy mejor conceptuado que el propio Canciller, Adrián Werthein.
“Todo hablalo con Máximo que es el que preside el PJ, cuando vas a verlo te contesta cualquier cosa, al revés de lo que dijo Cristina, es así todo el tiempo”. El enojo de la dirigencia Peronista con los Kirchner es sensible, hay quienes empiezan a recordar entre todos que lo único que ostenta Máximo Kirchner es su apellido. Caída Cristina Kirchner, sabe él y saben los caciques, irán por sus formas y falta de conducción.
Insaurralde aporta su estructura del financiamiento histórico: juego y construcción, más allá de la territorialidad de Lomas de Zamora y sus amigos de siempre. El montehermoseño Alejandro Dichiara, Facundo Tignanelli como cara del bloque partido en Diputádos, Marcelo Feliú de senadores provinciales, son algunos de los que tejen de día y de noche para que la gestión de Axel Kicillof siga barranca abajo. Creen que hay que endurecerse y no negociar con la oposición, a pesar de que “con los violetas laburamos mejor que con los nuestros, larga vida a Cristian Gribaudo y los que colaboran con el orden de la casa”, resume un dirigente del bloque provincial.
Tignanelli se lleva la peor parte: menos experiencia y en medio de un tembladeral que hace que las órdenes de Máximo Kirchner, que bajan con pasión mas no precisión, colisionen derecho contra los deseos del gobernador. El bloque adentro está roto y entonces hay que buscar porotos en otra sección, y si hace falta, en otra fuerza política. Ahí habita Gribaudo y Agustín Romo, uno de los diputados provinciales que mejor se instaló en la Cámara a pesar de su nula experiencia parlamentaria.
Así entonces, cree Insaurralde que su tema judicial está terminado, se encargo de resolverlo a su manera y lo logro, al menos por ahora. No tiene miedo de ir preso y disfruta de comidas con intendentes y referentes con la misma marca de vino que tomaba antes de subirse al Bandido. Todo pasa. Quien colaboró con evitar el desastre fue Sergio Massa, quien se tomó un tiempo después del cachetazo de 2023, pero ahora ya trabaja para ser Presidente, aunque no lo reconozca públicamente: primero romper a Axel, después construir y finalmente volver a ser la única opción presidencial. No es tan complejo, pero ni Cristina Kirchner ni mucho menos su hijo lo perciben y por ahora trabajan en equipo.
Massa cree que Kicillof está terminado porque no tiene un proyecto nacional ni territorio, algo que es real, y su apoyo implícito a Ricardo Quintela le costó la diatriba de la líder nacional del Peronismo, que decidió entonces que era un traidor. Pocos como Sergio Massa conocen el infinito alcance que tiene el cultivo del rencor en la familia Kirchner. Así entonces, Cristina considera a Axel Kicillof también su hijo, como reconoce cenando en Recoleta, ese barrio que abandono tras comprobar que nunca iba a encajar. Tal vez Recoleta no sea para ella, y sin dudas ella nunca se hubiera sentido cómoda entre familias como las que habitan ese refinado barrio con pasado parisino y estilo europeísta. No es parecido a su Tolosa natal.
“O achicamos listas o agrego todas las que quieran eh, aviso”. La frase fue de Massa a los Kirchner. Quiere colaborar con el orden del Peronismo, pero advirtió que si hay falta de concentración y dispersión, habrá listas del Frente Renovador “hasta en la sociedad de fomento de Canelas”, advirtió. Y sabe lo que dice, allí gobierna en las sombras Gustavo Arrieta a pesar de la formalidad de Marisa Fassi, y es Arrieta parte del armado que busca abroquelar a Kicillof para evitar rispideces con los Kirchner.
El intendente de La Matanza sostiene el homenaje a Marcel Marceau, por ahora no emite sonido y busca evitar ir preso. Sabe que su mejor plataforma electoral es desaparecer hasta nuevo aviso, para evitar que Leila Gianni, el comunicador de Neura, Tronco, o Alejandro Finochiaro o mejor aún, el cantante el Dipy, terminen con cuarenta y cuatro años de peronismo matancero. ¿Sabrán que si unen fuerzas ya hoy los números les permiten ganarle al Peronismo? Chí lo sá.
Estamos en abril.