Inundaciones y tragedia
Gestión vs Rosca: Bahía Blanca desnuda el desastre de Kicillof

Periodista.
Bahía Blanca bajo agua sin plan hídrico ni resolución de Axel Kicillof. Los fondos de Nación y la interna con los municipios. El debate de la gestión antes de la elección vuelve a posicionar al PRO en su base votante.
Este viernes fuimos testigos, una vez más, de la devastación en Bahía Blanca: destrozos, inundaciones y muerte a causa de los fenómenos meteorológicos. Tan brutal como en diciembre de 2022, hace apenas quince meses. En todo ese tiempo, el gobierno provincial de Axel Kicillof no hizo nada. Solo hubo visitas para supervisar el eterno plan hídrico prometido, pero ninguna acción concreta. El abandono se profundizó después de que Bahía aprobara el RIGI, marcando su distancia con Kicillof.
Visitas sin resultados: el modelo Kicillof y CFK en acción
Las visitas del ministro de Infraestructura, Gabriel Katopodis—cuyo único logro en San Martín fue un túnel que se inundó a los dos días—y de la ministra de Hábitat, Silvina Batakis—más recordada por comprarse un iPhone en Miami que por su gestión—no sirvieron de mucho. En septiembre entregaron dieciocho viviendas, pero meses después, Bahía volvió a ser arrasada. Este es el modelo socialista: obras irrelevantes mientras los problemas reales de la sociedad siguen sin respuesta.
Pero también está el modelo PRO, el modelo de Mauricio Macri, que comenzó en 2007 con su llegada. Una nueva forma de hacer política, basada en el análisis profundo de los problemas reales de la gente y en soluciones concretas. Uno de los principales desafíos era el mismo que hoy golpea a Bahía: las inundaciones tras la lluvia. Con solo treinta milímetros de agua en una hora, Juan B. Justo se convertía en un río. En Cabildo y Congreso, el agua llegaba al punto de permitir rafting callejero. Pero el modelo PRO trajo una solución. Aunque tomó años y hubo reclamos porque el problema persistía, hoy lleva más de una década sin repetirse.
Metrobús y SAME: ejemplos de eficiencia
El modelo PRO de Macri es el mismo que introdujo el Metrobús, primero como una prueba piloto en Juan B. Justo y, tras su éxito, lo extendió a la 9 de Julio y otras arterias principales. Hoy, su efectividad en el ordenamiento del transporte público es indiscutible. Durante su presidencia, Macri intentó llevar ese mismo modelo a la provincia de Buenos Aires junto a María Eugenia Vidal, impulsando la creación de varios metrobuses, entre ellos el de Ruta 8 en San Martín. Pero el modelo socialista de Kicillof lo abandonó: hoy las paradas están vandalizadas, sin iluminación y sumidas en la inseguridad.
Otro hito clave fue la consolidación y expansión del SAME. El modelo PRO de Macri transformó por completo la atención de emergencias, incorporando alrededor de doscientas unidades equipadas con GPS y descentralizando las bases para optimizar la respuesta operativa. Hoy, este sistema es reconocido a nivel mundial como un ejemplo de eficiencia y se mantiene como uno de los mayores logros de su gestión.
Seguridad: la diferencia entre gestionar y abandonar
El último punto, quizás el más crítico y visible hoy, es la seguridad. Sin contar con una fuerza policial propia, el modelo PRO de Macri impulsó en 2008 la creación de la Policía Metropolitana por ley, que comenzó a operar dos años después. Esto le otorgó autonomía en el control de la seguridad porteña, evitando depender de decisiones políticas a nivel nacional. Con el tiempo, la evolución hacia la Policía de la Ciudad permitió consolidar una fuerza equipada, profesional y efectiva, marcando una diferencia clave en la gestión de la seguridad.
Dos modelos, dos resultados
Los últimos meses han dejado al descubierto una verdad innegable: la gestión de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires ha sido un fracaso rotundo. La inseguridad se ha disparado, las obras de infraestructura están abandonadas, el sistema de salud está colapsado y las respuestas del gobierno provincial brillan por su ausencia. Mientras tanto, el modelo PRO de Macri ha demostrado en la Ciudad de Buenos Aires que cuando hay decisión política, los problemas pueden resolverse.
Las inundaciones en Bahía Blanca no son una sorpresa, sino la consecuencia de la inacción. Durante quince meses, el gobierno de Kicillof no hizo absolutamente nada para evitar que la historia se repitiera. En contraste, el PRO transformó la Ciudad de Buenos Aires con obras hídricas que eliminaron las históricas inundaciones. Lo mismo ocurrió con el Metrobús, que revolucionó el transporte público y mejoró la calidad de vida de millones de personas.
Dos modelos, dos resultados. Uno apuesta por el desarrollo, el otro por el estancamiento. Uno resuelve problemas, el otro los agrava. La diferencia es clara y sus consecuencias están a la vista de todos.