La rosca
Ficha Limpia: Milei quiere que el Congreso trate el proyecto en sesiones extraordinarias
¿Tiene el oficialismo un verdadero interés en aprobar una ley que impida la postulación de todos los condenados en segunda instancia o esto es solo una estrategia para dilatar los tiempos y facilitar la candidatura de Cristina Fernández en las próximas elecciones?
En esta semana, el Poder Ejecutivo firmó la convocatoria a sesiones extraordinarias para abordar, entre otros temas, la denominada Ley de Ficha Limpia. Esta normativa, que generó intensos conflictos a finales de noviembre, fue el epicentro de un intercambio de acusaciones entre la alianza Juntos por el Cambio, liderada principalmente por el PRO, y La Libertad Avanza, tras el fallido intento de avanzar con el proyecto.
Con el propósito de retomar el proyecto original de Silvia Lospenatto, impulsado inicialmente en 2017 tras la decisión de quitarle los fueros a Julio de Vido, Javier Milei encargó a Guillermo Francos, su jefe de Gabinete, la coordinación y redacción de una versión mejorada de la ley. Sin embargo, los problemas de salud de Francos han impedido que continúe con esta tarea, por lo que Luis Petri, ministro de Defensa, asumió la responsabilidad hace unas semanas. A diferencia de cuanto creía Francos, Luis Petri impulsa la retroactividad de esta ley, al no ser una ley penal. Punto a favor.
Por pedido expreso del presidente Milei, Petri tomó el relevo de Francos por diversas razones. En primer lugar, su formación como abogado y su experiencia profesional le permiten identificar posibles vulnerabilidades legales en el proyecto, como las que se señalaban en la versión que había salido de Comisión. Además, Petri había presentado en su momento un proyecto de ley similar, lo que lo convierte en alguien familiarizado con la temática. Con el aval de Silvia Lospenatto al proyecto liderado por Guillermo Francos, Luis Petri solicitó la colaboración de Alejandro Fargosi y Gastón Marra, responsables del desarrollo del proyecto original de 2017. Cabe destacar que Fargosi fue designado por Javier Milei para encargarse de la redacción de la nueva ley luego de caída la sesión de la primera.
Siguiendo el consejo del abogado Alejandro Fargosi, la nueva ley debería retomar el espíritu del proyecto de Silvia Lospenatto, incorporando un artículo que prohíba postularse a quienes tengan una doble sentencia. Sin embargo, esta inhabilitación sería limitada a un plazo de dos años, evitando una prohibición permanente hasta que exista una condena firme que la haga definitiva. Este enfoque buscaría, además, obligar a la Corte Suprema a resolver la situación del condenado dentro de ese plazo de veinticuatro meses. A diferencia del proyecto fallido en noviembre, que carecía de viabilidad práctica, el nuevo planteo propone la creación de una base de datos destinada a registrar a quienes posean sentencias de Cámara y estén inhabilitados para postularse como candidatos. Esta base permitirá que cualquier persona denuncie una sentencia condenatoria, quedando bajo la responsabilidad de la Cámara Nacional Electoral ratificar dicha inhabilitación.
Ahora bien, surge la pregunta: ¿por qué tantas idas y vueltas para diseñar una ley de apenas unos pocos artículos? Desde el día en que la sesión fracasó, el proyecto pasó por varias manos. Fue encargado inicialmente a Alejandro Fargosi, luego a Francos, más tarde a Petri, y finalmente se consultó nuevamente con Lospenatto y Marra. ¿Tiene el oficialismo un verdadero interés en aprobar una ley que impida la postulación de todos los condenados en segunda instancia? ¿O esto es solo una estrategia para dilatar los tiempos y facilitar la candidatura de Cristina Fernández en las próximas elecciones? ¿O acaso hay un cálculo más profundo por parte de Milei, buscando negociar algo más?
Es significativo observar cómo los acercamientos y distanciamientos entre el PRO y La Libertad Avanza comienzan a provocar movimientos internos de gran impacto. A primera hora del jueves, el intendente Diego Valenzuela oficializó su salto a las filas libertarias, en un giro que se venía anticipando desde la semana pasada, tras la difusión de fotografías que lo mostraban reunido con Javier Milei. Ambos compartieron aulas en la Universidad de Belgrano, y Valenzuela, quien previamente había mostrado cercanía con Patricia Bullrich, ahora convertida en una aliada clave del hipermileísmo y enfrentada a la conducción tradicional del PRO, parecía ya alineado con esta nueva dirección. Esta pérdida resulta especialmente significativa para el PRO, ya que Tres de Febrero, un distrito de gran peso en el conurbano, se convirtió en un bastión del partido en 2015 al desbancar al histórico Hugo Omar Curto.
Además, esta semana, Luis Juez anunció que renunciará como jefe del bloque del PRO para sumarse al partido libertario. Curiosamente, semanas atrás circuló un video en el que Juez agradecía profundamente al presidente por un gesto muy humano hacia él y su hija con discapacidad.
En las últimas horas, el intendente de 25 de Mayo, Ramiro Egüen, oficializó su pase de Juntos por el Cambio a las filas de La Libertad Avanza. Curiosamente, hace apenas un mes había declarado que coincidía con Milei en la necesidad de ordenar las cuentas públicas, pero calificó a “Las fuerzas del cielo” como una especie de “La Cámpora de la derecha”, rechazando lo que consideraba una radicalización. Hoy, Egüen forma parte de ese mismo espacio político.
¿Busca Milei replicar este movimiento con Silvia Lospenatto? Fuentes cercanas al desarrollo de la nueva versión de la ley de Ficha Limpia aseguran que no desean que “la madre de la ley” pierda protagonismo; al contrario, pretenden que continúe involucrada activamente en el proceso. ¿Podría el presidente tentar a Lospenatto para que dé el salto a su espacio si finalmente se aprueba la ley?
De concretarse, esto significaría una nueva pérdida para Mauricio Macri, esta vez en Diputados, intensificando la presión sobre Juntos por el Cambio para alcanzar algún tipo de acuerdo con La Libertad Avanza de cara a las próximas elecciones.
La Ley de Ficha Limpia ya no es solo un proyecto, sino el símbolo de una partida mayor, donde cada movimiento redefine el equilibrio de poder. Mientras las figuras cambian de bando y las alianzas se tensan, queda en el aire una pregunta inevitable: ¿es este un paso hacia la justicia o simplemente una jugada más en el juego interminable de intereses? La respuesta, como siempre, no está en las palabras de los discursos ni en los nombres que aparecen en los titulares, sino en las silenciosas negociaciones que moldean el destino político del país. Porque, en última instancia, no se trata solo de quién gana, sino de qué se pierde en el camino.