Cambio de época
¿España seguirá siendo la capital woke de Europa?
Fernando Muñoz Pace, corresponsal Newstad en España, describe las consecuencias de las leyes que beneficiaron violadores y el cambio de época en la capital de la tolerancia.
Las abuelas Pilar y Consu van a la Marcha del Orgullo 2024. Entonces, elaboran banderas arcoíris hasta para el gato. En un momento del viaje, una de ellas cuenta que su nieto le confesó que era gay. Cuando su amiga le pregunta por su reacción, la otra le contesta: “Pues que a mí todos los colores me parecen bonitos”.
La historia es un cómic que apareció en la revista Eme21mag, que distribuye la Comunidad de Madrid en las bibliotecas públicas. Y, quizá, un ejemplo de la convivencia que, al menos en la superficie, reina en España, definida como la “capital woke de Europa” en un interesante artículo del sitio Spiked (https://www.spiked-online.com/2024/06/03/how-spain-became-the-european-capital-of-woke/ ).
El cómic del principio fue publicado por un ayuntamiento gobernado por Martínez Almeida, del conservador Partido Popular (PP), quien se niega a izar la bandera arcoíris a pesar de que Madrid organiza la Marcha del Orgullo más concurrida de Europa.
Porque, aunque cueste creerlo, en Madrid hay marchas para todos los gustos: a favor de Palestina, contra Maduro, contra el presidente Pedro Sánchez, y de repudio a los “fachas”. Sin embargo, salvo algunos incidentes aislados, por ahora, hechos como el atentado de Magdeburgo (Alemania) suenan lejanos y poco probables.
Después de la dictadura de Franco, España cambió y se convirtió en icono de tolerancia. Así, en un país tradicionalmente machista, un 53% de la gente se considera feminista, según revela una encuesta de la firma Ipsos (https://www.ipsos.com/es-es/8mespana-el-pais-europeo-mas-feminista ). Claro que también es el país de Europa donde más gente cree que la igualdad de la mujer va en detrimento de los derechos de los hombres.
Desde 2005, cuando se aprobó el matrimonio igualitario y la adopción de niños por parejas del mismo sexo, aquí tenemos una legislación que, en el sentido de la igualdad, compite con la de los países escandinavos (de hecho, la tasa de femicidios es mayor en Finlandia que en España, según la ONU). El gobierno amplió esa legislación en los últimos años hasta rebasar algunos límites (y meterse en algunos líos).
La exministra de Igualdad, Irene Montero, impulsó la ley del Sí y solo Sí que, en pocas palabras, considera delito a cualquier relación íntima no consensuada. De esta manera, desde el abuso hasta la violación son delitos sexuales. Pero la ley tuvo un efecto contrario: un millar de delincuentes sexuales fue beneficiado con la reducción de sus penas; un centenar, incluso, quedó en libertad. Sánchez tuvo que pedir disculpas y la ley abrió una brecha en la coalición.
Otro “problemita” para los woke españoles es casi un paso de comedia. Uno de los cofundadores de Podemos, Íñigo Errejón, deberá rendir cuentas a la Justicia por abuso sexual. Según la actriz Elisa Mouliaá, el expolítico la besó, la toqueteó y hasta le mostró el pene, por supuesto, sin consentimiento.
Siempre con el tema sexual en la agenda, el gobierno aprobó otra ley que permite a los adolescentes de 16 años cambiar de género en el documento de identidad sin mayores razones. Como resultado de esta ley, en un año, se cuadruplicaron los casos de chicos que pasaron a ser chicas, al menos en los papeles. Hay mucha convicción, pero también habría algunas “avivadas” porque las mujeres tienen algunas ventajas a la hora de conseguir un empleo o un subsidio.
Claro que el paraíso woke podría empezar a tambalear si Sánchez llama a elecciones adelantadas. Las encuestas de estos días pronostican una clara victoria del PPque, con los votos del derechista Vox, lograría una mayoría que le permitiría formar gobierno.
En su plataforma política, Vox promete eliminar el Ministerio de Igualdad y barrer con la cultura woke. Desde el PP tampoco se andan con chiquitas. En una reciente entrevista con el diario La Razón, Borja Sémper, vicesecretario de Cultura delpartido, fue tajante: “La cultura woke es profundamente antidemocrática y liberticida”.(https://www.larazon.es/cultura/borja-semper-discurso-cultural-izquierda-quedado-decrepito-demode/20241229/1141972.html. ).
Un adelanto de lo que podría ocurrir: la Generalitat Valenciana, donde cogobiernan PP y Vox, suprimió toda mención a la violencia de género o los derechos LGTBIQ+. Medidas similares tomó la coalición de derechas en otras ciudades dondeeliminaron los organismos de igualdad.
Algunos intelectuales, como Fernando Savater (“nuestra civilización está siendo atacada por la cultura woke y de la cancelación”, afirmó en 2024) y Alessia Putin (“la censura woke es un arma de autodestrucción masiva”, le dijo a la revista Ethic), también alzan su voz contra la tendencia.
Todo en la tranquila capital woke de Europa.