Testimonio de una madre
"Pensé en abortar porque me sentía sola, pero no me soltaron la mano"

Periodista.
En medio de la angustia y la soledad, Daniela encontró en La Merced Vida el apoyo que necesitaba para enfrentar su embarazo inesperado. Hoy, agradece haber tomado la decisión que cambió su vida y la de su hijo.
Soy Daniela, tengo 31 años y quiero contarles mi historia.
Cuando me enteré que estaba embarazada, me encontraba completamente sola. Me angustié, no sabía a dónde ir ni qué hacer. Sentí que caía en un pozo depresivo del que no podía salir. Incluso llegué a pensar en no continuar con mi embarazo.
La verdad es que lo que me llevó a pensar en el aborto fue sentir que no estaba preparada para pasar otra vez por un embarazo sin tener a alguien que me acompañe. Ya había tenido a mi primera hija sola, pero en ese momento estaba mi mamá a mi lado. Esta vez era diferente, mi mamá ya no está. Me sentía sin fuerzas para ser madre de nuevo, me preguntaba cómo iba a criar a mi hijo. Estaba angustiada, triste, y sentía que no tenía ganas de seguir. Me daba miedo traer un hijo al mundo para que sufra, sin la figura paterna que tampoco tuvo mi primera hija. Pensaba que iba a ser muy injusto para él.
Busqué información en varios lugares. Navegando por Google, encontré un link que finalmente me llevó a La Merced Vida. Escribí y enseguida me respondieron. Me ofrecieron una entrevista y fui creyendo que allí me iban a ayudar a terminar con mi embarazo. Pero no fue así.
En ese lugar me recibieron dos personas que, desde el primer instante, me hicieron sentir acompañada. No me juzgaron, me escucharon y me ayudaron a ordenar mis pensamientos. Yo me debatía entre continuar o no con mi embarazo, no sabía cómo decidir, y ellas me guiaron para tomar la mejor decisión. Me dijeron que no iba a estar sola, que me acompañarían en todo el proceso. Y así fue.
Recuerdo que el momento en que cambié de decisión fue cuando vi a mi bebé por primera vez en una ecografía. Sentí una mezcla de nervios y alegría al verlo moverse con tanta fuerza, con su corazón latiendo a mil por hora. Eso me dio las fuerzas que no tenía, porque de no sentir nada pasé a darme cuenta de que ese bebito ya estaba ahí, acompañándome y luchando junto a mí con las mismas ganas con las que se movía en esa pantalla.
Decidí seguir adelante con mi embarazo. Desde ese día uno, La Merced Vida no me dejó sola ni un momento: un mensaje, una llamada, una charla... siempre estaban ahí. Me sentí contenida y sostenida cuando más lo necesitaba.
Lo más doloroso de todo este proceso fue pensar que no iba a poder, sentir que iba a estar completamente sola. Pero hoy, viendo todo en perspectiva, Liam vino para cambiarme la vida y traerme la felicidad que necesitaba. Él cambió mi vida en todos los sentidos, llenó de amor a nuestra pequeña familia, que estaba triste, y con su llegada trajo mucha alegría. Liam me enseñó que un hijo siempre viene con un propósito y en mi caso vino para traer felicidad, amor, esperanza y fuerza cuando no había nada.
Agradezco a Dios que me haya puesto a estas personas en el camino, porque podría haber terminado en cualquier otro lugar, sin saber qué podría haber pasado conmigo o con mi bebé. No llegué a un lugar más seguro y humano que este, donde me escucharon, me sostuvieron y también acompañaron a Liam, que luchaba desde mi panza para estar hoy acá conmigo.
Gracias por no dejarnos solos y estar siempre.