Semana Santa
El mensaje del Papa: "La resurrección de Jesús es el fundamento de la esperanza"
Con voz todavía débil, Francisco impartió la bendición Urbi et Orbi ante una plaza de San Pedro totalmente colmada. Presenció la lectura del mensaje pascual que hace un fuerte llamado a la paz.
Tal como preveían quienes lo conocen, el papa Francisco dio la bendición Urbi et Orbi, tradicional de la Pascua de Resurrección. Antes, desde el balcón principal de la basílica de San Pedro, saludó a la multitud: “Queridos hermanos y hermanas, buena Pascua”.
Luego, monseñor Diego Ravelli, maestro de las celebraciones litúrgicas, leyó el mensaje de Pascua. "¡Cuánta voluntad de muerte vemos cada día en los numerosos conflictos que afectan a diferentes partes del mundo. Cuánta violencia percibimos a menudo también en las familias, contra las mujeres o los niños. Cuánto desprecio se tiene a veces hacia los más débiles, los marginados y los migrantes", dice el texto.
El Santo Padre recordó que la resurrección de Jesús es el fundamento de la esperanza y que a partir de este acontecimiento, esperar ya no es una ilusión. "Gracias a Cristo crucificado y resucitado, la esperanza no defrauda. ¡Spes non confundit (cf. Rm 5,5)! Y no es una esperanza evasiva, sino comprometida; no es alienante, sino que nos responsabiliza", escribió Francisco.
El Pontífice expresa, en el texto, su anhelo de que volvamos a tener esperanza y "a confiar en los demás, —incluso en quien no nos es cercano o proviene de tierras lejanas, con costumbres, estilos de vida, ideas y hábitos diferentes de los que a nosotros nos resultan más familiares—; pues todos somos hijos de Dios".
"Quisiera que volviéramos a tener esperanza en que la paz es posible. Deseó que desde el Santo Sepulcro —Iglesia de la Resurrección—, donde este año la Pascua será celebrada el mismo día por los católicos y los ortodoxos, "se irradie la luz de la paz sobre toda Tierra Santa y sobre el mundo entero". Una vez más, el Papa se mostró próximo al sufrimiento de los cristianos en Palestina y en Israel, así como a todo el pueblo israelí y a todo el pueblo palestino.
Más aún, Francisco se manifiesta preocupado por el "creciente clima de antisemitismo que se está difundiendo por todo el mundo". Al mismo tiempo, tiene presente a la comunidad cristiana de Gaza, "donde el terrible conflicto sigue llevando muerte y destrucción, y provocando una dramática e indigna crisis humanitaria", aseguró con meridiana claridad. Luego, instó a las partes beligerantes a cesar el fuego, liberar los rehenes y prestar ayuda a la población "que tiene hambre y que aspira a un futuro de paz".
En otra parte del texto expresa: “Allí donde hay libertad religiosa o de pensamiento y de palabra, ni respeto de las opiniones ajenas, la paz no es posible”. Y agrega: “La paz tampoco es posible sin un verdadero desarme”, en alusión a los planes de rearme en la UE.
Desde el 23 de marzo, cuando abandonó el hospital Gemelli, Francisco realiza ejercicios de fisioterapia en su residencia, la Casa Santa Marta, en el Vaticano. Pero su convalecencia, tal como era previsible, debido al carácter del Papa, ha sido bastante movida.
El domingo 6 de abril sorprendió con su aparición tras la misa del Jubileo de los Enfermos. El 8 de abril, tal como había anunciado el Palacio de Buckingham, recibió, en Santa Marta, al rey Carlos III y a su esposa Camila. Fue un encuentro breve, durante el cual el Papa felicitó a la pareja por su aniversario de bodas.
El 10 de abril, vestido de civil y abrigado con una manta que algunos confundieron con un “poncho”, apareció en la basílica de San Pedro, por primera vez desde febrero. Las imágenes, tomadas por un turista y enviadas rápidamente a la agencia italiana ANSA, dieron la vuelta al mundo.
El sábado 12, llegó hasta Santa María La Mayor, en Roma, para rezarle a la Virgen. El 13 sorprendió a la multitud reunida en la Plaza San Pedro: “Buen Domingo de Ramos y una Buena Semana Santa”, deseó.
El miércoles 16, recibió a unos 70 directivos y personal del hospital Gemelli, en uno de los salones del Aula Pablo VI, muy cerca de la Casa Santa Marta. Con la voz ya casi recuperada, agradeció la atención recibida en el hospital y saludó a todos los presentes.
Al día siguiente, Jueves Santo, visitó la cárcel Regina Coeli, donde saludó a unos 70 detenidos. Entonces, dijo: “Me gusta hacer cada año lo que Jesús hizo, el lavatorio de los pies. Este año no puedo hacerlo, pero sí puedo y quiero estar cerca de ustedes. Rezo por ustedes y por sus familias”.
El Sábado de Gloria, de nuevo, el Papa estuvo en la basílica de San Pedro. Fueron unos pocos minutos que aprovechó para saludar a los peregrinos. Las imágenes de su presencia fueron tomadas por el periodista Robert Moynihan, único “vaticanista” que estaba en el lugar.
Antes de la bendición, esta mañana, durante unos minutos, recibió al vicepresidente de Estados Unidos, James David Vance.