TERRORISMO
El ISIS regresa para dar un golpe de advertencia contra Trump y el mundo
Dos atentados simultáneos, en New Orleans y Las Vegas, hacen sonar las alarmas del regreso del terrorismo a pocos días de la asunción del nuevo presidente estadounidense.
El ISIS, el grupo terrorista que llegó más lejos hasta ahora con la creación de su propio Estado, se lo creía derrotado desde que perdieron el territorio que habían conquistado entre Siria e Irak en 2019. Resurgió desde entonces en varios países del norte de África, sus milicianos protagonizaron atentados alrededor del mundo, pero se creía que había perdido la capacidad para cometer grandes actos terroristas en Estados Unidos o Europa. Hasta que en el primer día del 2025 un ex marine envuelto en una bandera negra del grupo terrorista se lanzó a atropellar a una multitud con su camioneta en una de las calles más emblemáticas de América. Casi en simultáneo, otro veterano militar se hizo explotar dentro de su auto Tesla en la puerta del hotel Trump de Las Vegas. Si bien el FBI aún investiga la relación entre los dos hechos, es claro que se trata de una señal muy peligrosa para la Administración de Donald Trump que comienza el 20 de enero y para el resto del planeta.
La historia del terrorista que se lanzó con una camioneta por la concurrida calle peatonal de Bourbon, en el histórico Distrito Francés de New Orleans, es contradictoria e indica que su radicalización es reciente. Su nombre es Shamsud-Din Bahar Jabbar, pero a pesar de que el nombre podría mostrar que es un inmigrante reciente –Trump mismo envió un mensaje por X diciendo esto-, se trata de un texano de 42 años nacido en un hogar cristiano que se convirtió al islamismo hace unos 10 años. Creció como un típico chico de un suburbio de la ciudad de Beaumont, en Texas, al que todos conocían bajo el seudónimo de “Sham”, cuando jugaba al básquet y quería ser profesional de la NBA. Un amigo de entonces lo describió en el New York Times como “callado, reservado y muy, muy inteligente”. Algo perdido en su juventud, según contó su hermano Abdur Jabbar, se enroló en el ejército y se convirtió en un especialista en informática.
Si bien no integraba las fuerzas de combate, terminó en Afganistán donde cubrió, al menos, un año de servicio. Algunos dicen que estuvo más tiempo. Finalmente, en 2020 le dieron la baja y comenzó la debacle de Jabbar. Se casó tres veces. Tiene dos hijas del primer matrimonio de 20 y 15 años y otro niño de seis años de su segunda esposa. De la tercera se separó para irse a vivir a un barrio musulmán de Houston. Allí comenzó su radicalización. Deudas, adicciones a las pastillas y los fracasos matrimoniales habrían hecho el resto. Aún no se sabe si fue reclutado por el ISIS, si mantenía conexiones desde su estadía en Afganistán o si, simplemente, él asumió la pertenencia al grupo terrorista.
Lo cierto es que alquiló una camioneta por una plataforma llamada Turo, manejó desde Texas hasta New Orleans, aprovechó una falla en la seguridad y se metió en la emblemática calle que a las 3 de la mañana estaba repleta de turistas y gente festejando el Año Nuevo. Mató a 14 personas e hirió, al menos, a 35. Todo podría haber sido mucho peor. El atacante tenía consigo varias bombas que no explotaron y fue reducido muy rápidamente por la policía cuando estaba por abrir fuego con un arma automática.
Todas las alarmas de seguridad se encendieron cuando poco después se supo de otro ataque, este frente a un hotel de la firma Trump en Las Vegas. El conductor de un Tesla Cybertruck murió y otras siete personas resultaron heridas tras la explosión del vehículo, lleno de bidones de combustible y morteros pirotécnicos. El auto fue alquilado en la misma empresa Turo por Matthew Alan Livelsberger, un miembro en activo del ejército estadounidense. Fue él quien lo rentó en Colorado y lo condujo hasta Las Vegas, donde llegó el miércoles por la mañana. Livelsberger había estado sirviendo en Alemania, pero se encontraba de permiso en Colorado en el momento del incidente. La policía aún no quiere decir oficialmente si la persona incinerada en el auto es el militar. Y el presidente Joe Biden dijo que los investigadores estaban estudiando si los dos incidentes estaban relacionados, pero “hasta ahora, no hay nada que informar”. Tampoco hay nada que contradiga la información.
En este caso, paradójicamente, el atentado no fue más destructivo por el propio diseño futurista del Cybertruck que evitó una onda expansiva mortífera. El modelo creado por Tesla, que fue muy criticado por ese diseño poco acogedor, finalmente había encontrado una razón de ser.
Claro que de inmediato se asoció que el atentado se registrara en las puertas del lujoso hotel de la familia Trump y que el auto haya salido de la fábrica del emprendedor Elon Musk, aliado fundamental del presidente electo. Esa asociación entre los multimillonarios y las empresas de alta tecnología provoca desde hace meses una grieta profunda en la sociedad estadounidense con un sector diciendo en las redes sociales que “está por asumir en la Casa Blanca un poderoso entramado políticotecnológico que nos va a llevar a la ruina”. Esto podría crear un enemigo común tanto para los grupos terroristas islámicos como para los grupos conspiracionistas de extrema derecha estadounidenses.
El ISIS ya había protagonizado varios atentados emblemáticos el año pasado. El primero, fue el 5 de enero en Irán cuando un terrorista de esa organización atacó a una multitud durante una ceremonia en conmemoración de la figura de Qasem Soleimani, un general iraní muerto por Estados Unidos en Irak. El segundo, fue contra una iglesia católica en Estambul mientras los fieles asistían a la misa del domingo. Se saldó con apenas un muerto y pocos heridos. En marzo fue en Rusia. Cuatro hombres armados con fusiles automáticos, granadas y bombas incendiarias perpetraron el brutal atentado en la sala Crocus City Hall de la ciudad de Krasnogorsk, en el noroeste de Moscú. Murieron más de 140 personas y otras 150 quedaron heridas.
También hubo atentados que se lograron desbaratar a tiempo. Uno planeado para un espectáculo de Taylor Swift en Austria y otro para el día de las elecciones de noviembre en Oklahoma City. Pero siempre estuvo el ISIS detrás.