Por Débora C. Kahan
El feminismo de cuarta ola: ¿Una lucha por la igualdad o una agenda de supremacía femenina?
El movimiento feminista moderno pasó de luchar por la igualdad a promover una "igualdad por conveniencia", favoreciendo a las mujeres en perjuicio de los hombres. Este enfoque distorsiona la verdadera lucha por la equidad, como se ve en casos como el de Lucio Dupuy, donde prejuicios de género afectan la justicia. En lugar de unir, este movimiento genera más división y polarización entre los géneros.
La irrupción del feminismo de cuarta ola ha traído consigo una serie de propuestas que, a simple vista, podrían parecer razonables, pero que, en realidad, esconden una agenda que va mucho más allá de la simple lucha por la igualdad de género. Lejos de abogar por un trato equitativo entre hombres y mujeres, este movimiento ha comenzado a adoptar posiciones que, a lo largo de los años, se han convertido en un claro intento de establecer la superioridad femenina a través de una “igualdad de a ratos”, una “igualdad por conveniencia”.
¿Qué se entiende hoy por "igualdad"? Para este nuevo feminismo, la respuesta parece ser que la igualdad no es simplemente dar las mismas oportunidades a hombres y mujeres, sino que, bajo su discurso, los hombres deben ser despojados de ciertos “privilegios” para ceder espacio a una mujer que, según dicen, ha estado oprimida durante siglos. Ahora bien, ¿quién determina esos "privilegios"? ¿Acaso no estamos hablando de una inversión de roles donde se favorece a un grupo por encima del otro? En este escenario, en lugar de remover privilegios, los hombres se ven despojados de sus derechos básicos, incluso en ámbitos donde no ha existido una discriminación sistemática. Un ejemplo de esto sería el ámbito judicial, en el que, según el género del denunciado/denunciante el castigo será uno u otro.
El caso de Lucio Dupuy refleja claramente esto: Dupuy fue un niño de 5 años que falleció el 26 de noviembre de 2021 en Santa Rosa, La Pampa, como resultado de graves abusos físicos y psicológicos por parte de su madre, Magdalena Espósito Valenti, y la pareja de esta, Abigail Páez, quienes, incluso habiendo señales claras y registros médicos de lesiones previas denunciadas por el padre para recuperar su tenencia, eran las adultas responsables del menor. A pesar de esto, la justicia negó transferir la tenencia al padre, incluso ante las evidencias presentadas, y se hizo presente solamente cuando Lucio ya había sido asesinado.
El feminismo actual no solo ha perdido el rumbo, sino que ha comenzado a tener un impacto negativo sobre el diálogo entre los géneros y en el funcionamiento de la sociedad contemporánea. De seguir por este camino, corremos el riesgo de que esta fomente supremacías basadas en el género. En lugar de crear un mundo de igualdad, este movimiento está sembrando el terreno para un conflicto innecesario, uno que favorece a un sexo sobre el otro y que distorsiona la verdadera lucha por la equidad. Casos como el de Lucio nos recuerdan que debemos fomentar la protección de los más vulnerables, sin importar el género de quienes estén involucrados. Que la igualdad sea siempre para todos, y en todos los casos.