Editorial
Honrar la vida: del populismo que atrasa a los valores que ganaron la elección

Periodista y Director de Newstad
El día del niño por nacer y el debate que incomoda a la política. La necesidad de volver a poner la familia como pilar de la sociedad. El feminismo que promovió el Peronismo.
Otra vez llega el 25 de marzo, ese día que incomoda y obliga a pensar. Cada 25 de marzo, el Día del Niño por Nacer nos interpela con una pregunta que debería hacer más ruido del que hace: ¿hasta cuándo vamos a mirar en silencio como la industria destruye millones de vidas y deja cicatrices imborrables en el corazón y el cuerpo de miles de mujeres? En un mundo que construye discurso de progreso y modernidad, es paradojal que el asesinato de los que no pueden defenderse, sea defendido como un derecho y no como lo que realmente es: un genocidio global, legitimado y financiado.
La familia en caída libre obliga a repensar la refundación del país tras la tragedia populista que nos puso en la fila de los repetidores del curso. La Argentina achicó y extranjerizó su economía, se achicaron las familias y los lazos se dañaron. La vida se puso en duda, algo que nunca debió ocurrir. Cristina Kirchner defendió la vida hasta que hubo que votarla, para entonces mutar con la cara inerte a favor de la muerte. Cuidar la vida no es sólo evitar un trauma, es apostar a una sociedad más grande, más unida, con más valores.
El aborto en Argentina: una minoría ruidosa se impuso a políticos sin valores
En diciembre de 2020, bajo la gestión de Alberto Fernández y con el impulso de los sectores progresistas más radicalizados, Argentina aprobó la Ley 27.610 de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Desde entonces, miles de vidas se han perdido bajo la falsa bandera de un “derecho” que solo ha generado más dolor y divisiones en nuestra sociedad. Ahí estaba un diputado despeinado junto a Victoria Villarroel siendo pioneros en el movimiento que defendió la vida abiertamente en el Congreso.
El resultado es un desastre indefendible: en 2023, el sistema de salud público argentino destinó más de 10 mil millones de pesos a la práctica del aborto, mientras hospitales Chaco y Formosa suspendían partos y urgencias neonatales por falta de insumos básicos. La hipocresía es evidente: se financia la muerte mientras se desatiende la vida con el amparo de una clase dirigente que es celeste a puertas cerradas, y verde a la hora de financiar la campaña.
Javier Milei, desde su asunción en 2023, ha manifestado de manera contundente su postura provida y condenó el uso de fondos públicos para una práctica que considera inmoral y contraria a los principios de la libertad individual. "No es función del Estado financiar el asesinato de niños en el vientre materno", sentenció en una de sus primeras entrevistas como presidente. Su gobierno ha planteado la necesidad de revisar los subsidios estatales destinados a la industria abortista y fortalecer la asistencia a mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad.
El aborto: un genocidio global disfrazado de 'elección'
La narrativa que impulsa el aborto como una opción de "libertad" oculta una realidad aterradora. Las cifras son contundentes. Según el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, cada año se realizan más de 73 millones de abortos en el mundo. Esta es la principal causa de muerte evitable y, sin embargo, es celebrada por quienes han convertido el asesinato de inocentes en un negocio multimillonario.
Pero no sólo se trata de la muerte del niño por nacer. El aborto destruye la salud mental y física de las mujeres. Según la revista British Journal of Psychiatry, las mujeres que abortan tienen un 81% más de probabilidades de desarrollar problemas mentales que aquellas que continúan con su embarazo. La depresión, la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático e incluso el suicidio son algunas de las consecuencias que la militancia abortista ignora deliberadamente.
El impacto en la salud física de las mujeres
El aborto no sólo deja secuelas en el plano mental. En el plano físico, los riesgos son altísimos. Un informe del Colegio Americano de Pediatras señala que el aborto quirúrgico aumenta un 30% la probabilidad de partos prematuros en embarazos futuros, incrementando a su vez el riesgo de discapacidad en los recién nacidos. Además, las complicaciones derivadas de abortos mal practicados han llevado a miles de mujeres a intervenciones de emergencia, muchas veces sin la debida atención médica.
En Argentina, desde la legalización, se han documentado numerosos casos de perforaciones uterinas, hemorragias incontrolables e infecciones post-aborto. Pero estos datos rara vez son difundidos, porque contradicen el relato oficial de que el aborto es "seguro".
El silencio sobre las consecuencias psicológicas
La evidencia científica es clara. Un estudio de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, descubrió que el 42% de las mujeres que abortaron desarrollaron depresión severa en los años siguientes, en comparación con el 23% de aquellas que continuaron con su embarazo. ¿Por qué estas cifras no son debatidas en los grandes medios de comunicación?
El lobby abortista ha logrado imponer una versión distorsionada de la realidad, donde el aborto es presentado como una solución sin consecuencias. Sin embargo, la verdad se filtra en los testimonios de miles de mujeres que, tras haber abortado, enfrentan un dolor que las persigue por décadas. “No hay día que no me arrepienta de lo que hice”, confiesa Laura, una madre que abortó a los 19 años y hoy, con 35, sigue en tratamiento psiquiátrico.
Los países que protegen la vida y los que la destruyen
En el mundo existen países que han entendido la gravedad de este crimen y han legislado en favor de la vida. En El Salvador, Honduras, Nicaragua y Polonia, el aborto está prohibido en todas sus formas. En Estados Unidos, desde la histórica revocación de Roe vs. Wade, varios estados han implementado leyes provida, protegiendo a los niños por nacer y promoviendo alternativas reales para las madres en situación de vulnerabilidad.
En contraste, países como Canadá y España han abrazado el aborto irrestricto, permitiendo que hasta los embarazos avanzados sean interrumpidos con una naturalidad que aterra. En Argentina, desde la legalización en 2020, se ha observado un incremento alarmante en la cantidad de abortos, financiados con el dinero de los contribuyentes, mientras los hospitales públicos siguen en crisis y la mortalidad infantil persiste.
Una batalla por la verdad y la dignidad humana
El aborto no es progreso. No es libertad. No es un derecho. Es la negación del más fundamental de todos los derechos: el derecho a vivir. Es hora de desmantelar el relato construido por la industria abortista y exponer las verdades que buscan ocultar.
En este Día del Niño por Nacer, desde NEWSTAD reafirmamos nuestro compromiso con la defensa de la vida. No nos callaremos ante la masacre disfrazada de "derecho". Es hora de que la sociedad despierte y reconozca que la verdadera justicia radica en proteger a los más inocentes y en ofrecer a las mujeres alternativas reales que les permitan abrazar la maternidad con dignidad.
Porque la vida es el bien más preciado, y sin ella, nada más importa.