Fútbol europeo
Dark City
¿Las sombras taparon a Manchester? Como no ha pasado nunca en su historia, Pep Guardiola se enfrenta con los magros resultados de su súper equipo.
¿Josep Guardiola i Sala es el mejor entrenador de la historia?
Para muchos, sí.
Su etapa con el Barcelona lo consagró. Ese equipo pasó a la historia por su juego y contundencia. Sus abanderados eran Messi, Xavi e Iniesta. Pero había mucho más. Porque nadie desentonaba y, en conjunto, les pintaron las caras a todos los equipos que enfrentaron.
Después, Guardiola siguió su carrera en Bayern Münich y allí, aunque no ganó la Champions, fue capaz de cambiar el estilo de juego de la Bundesliga. Después de Pep, los equipos alemanes jugaron a otra cosa.
La historia del catalán continuó en Manchester City. El grupo árabe que tomó las riendas del conjunto ciudadano, era tan ambicioso que logró opacar al gigante de Inglaterra, el United (hoy también en penumbras).
El 1 de febrero de 2016, Pep llegó al City para cambiar la historia del club y la ciudad de Oasis. Hasta hoy lleva 18 títulos, entre los que se destaca la Champions de 2023.
Hasta el año pasado, a pesar de la derrota en la final europea a manos del siempre milagroso Real Madrid, casi todo el mundo coincidía al opinar que el City de Guardiola era el mejor equipo del mundo.
Hay que reconocer que Pep tuvo todo a su disposición, desde el principio. Los árabes le dieron vía líbre (más dólares que vías) para contratar a los jugadores que quisiera. Entonces, la camiseta celeste empezó a lucirse con perchas muy caras.
Pep pedía un jugador. Pep lo tenía.
Tanto que se repitieron las denuncias por violaciones al Fair Play financiero que rige como reglamento en la Premier League. A pesar de todo, siempre pudo escapar de esos vericuetos legales.
Este año, Manchester City está pasando por una situación no acostumbrada. Pierde más de lo que gana. Equipos modestos le dan vuelta partidos que ya tenía ganados. Ataca de manera muy aburrida y defiende peor que nuestro equipo de Fútbol 5 de los jueves.
¿Su juego se hizo previsible? ¿Le encontraron la vuelta? ¿Perdió jugadores brillantes?
Hay algo de todo eso para analizar. Pero una curiosidad se destaca.
En la historia del fútbol, los grandes equipos siempre pasaron por etapas electrocardiogáficas. Las subas y bajas pertenecen a la naturaleza humana y no podemos despegar a un conjunto deportivo de esa característica natural.
Pero los grandes equipos, a pesar de sus técnicos, están integrados por grandes jugadores. Guardiola no fue a buscar al cuatro de Riestra ni al cinco de Barracas. El City siempre contrató figuras internacionales que le aseguraran mucho juego pero que nunca superaran el nombre y la fama de su Gran DT.
Entonces, la característica de los equipos del catalán (pos-Barcelona) es que no cuentan con caudillos que se hagan cargo del equipo cuando las papas queman.
Así, cuando alguno de sus dirigidos alzó la voz, se fue inmediatamente a gritar por otro lado.
Pasó con İlkay Gündoğan. El alemán de raíces turcas, fue clave para lograr la Champions 2023, pero su figura no podía crecer como para opacar a la única estrella del equipo, su entrenador.
Entonces Gündoğan se fue al Barcelona en su mejor momento. Ya allí no le fue tan bien. Porque el equipo que había armado Guardiola no era igual al que trataba de construir Xavi Hernández en ese Barça turbulento de la era pos-Messi.
Y acá hay una de las respuestas para disgnosticar qué le pasa al Manchester City.
El Barcelona se cayó cuando perdió a Messi. Por lo general, los grandes equipos bajan sus producciones cuando su figura más deslumbrante, se retira o cambia de aire.
Hace tres meses, se entregó el Balón de Oro al mejor Jugador del mundo, al español Rodrigo Hernández, el cinco del Manchester City. Enseguida se escucharon muchas opiniones contrarias. ¿Cómo le van a dar ese galardón a un volante central? ¿Pagarían una entrada para ver jugar a Rodri? Yo no sé. Aunque me encanta cómo juega.
Rodri es un jugador de excelencia. Su inteligencia es singular. Es mucho más hábil con el cerebro que con los pies y eso no es tan vistoso.
Quien seguramente pagaría muchas entradas para ver a Rodri es Guardiola.
Desde que el español se rompió los ligamentos de su rodilla, el City dejó de ser el equipo atractivo y contundente de antes, para perder la brújula en todas sus líneas.
Rodri era la balanza del equipo. Sabía cuándo presionar y en qué momento frenar. Ordenaba cuándo atacar y cómo defender. Manejaba todos los tiempos del partido.
No hay muchas más respuestas para este Dark City. Los jugadores son los mismos. Haaland sigue haciendo goles, DeBruyne (otro insustituible) está algo bajo pero no es el problema, y Foden va ganando espacio.
Pero las sombras continúan. La chequera petrolera no afloja. Pero nadie puede reemplazar a un cinco diferente como Rodri. Un cinco que es un diez, aunque no tire caños.
Pep intentó con el regreso de Gündoğan pero no resultó. El alemán ya no es el mismo de antes.
En estos días, Manchester acaba de contratar a Nico González, un español de 23 años que se formó en la Masía (cantera del Barcelona) y Pep ya empezó a rezar por él, mientras las velas encendidas para la recuperación de Rodri, todavía tienen para un par de meses más.
Se viene un cruce contra Real Madrid por Champions. ¿Podrá Guardiola revertir el juego y los resultados de su equipo? ¿Podrá salir de Dark City para reencontrarse con la luz del mejor fútbol? Las preguntas están, como decía un viejo relator, sobre el verde césped.