Cocina regional mendocina
Cundo Altamira: identidad de lugar con gastronomía de lujo

Sommelier.
Carla Suárez y su equipo apuestan por una experiencia auténtica, donde la calidez, la calidad y los precios accesibles conviven en perfecta armonía, entre viñedos y montaña.
Si bien Mendoza es sinónimo de buenos vinos, en los últimos años, se ha mejorado muchísimo la calidad y ha crecido la oferta gastronómica. A los hechos me remito ya que muchas de las estrellas de la famosa marca de gomas de autos fueron obtenidas por restaurantes locales. Si nos ponemos a pensar, parece obvio decirlo pero: entre copa y copa siempre buscamos picar algo. A eso llamamos maridaje. Y si van a tomar vino, recomendamos siempre que lo hagan con el pansa llena y no se olviden de tomar mucha agua. A raíz de esto, y gracias al salto de calidad de nuestros vinos y la demanda turística, la gastronomía se vio obligada a ponerse a la altura y mejorar su servicio. Hace tiempo que las bodegas tienen sus chef estrellas con una cocina de “alta gama”, trabajando con todo tipo de producto para cumplir con el gusto de todos los visitantes.
Entonces, quiero hablarles sobre Cundo, un restaurante ubicado en Altamira, una localidad de San Carlos, en el corazón de una finca familiar al sur del Valle de Uco. Rodeado de viñedos y montaña, el lugar ofrece una propuesta gastronómica que vale la pena el viaje.
Merece la pena reconocer iniciativas como la de Carla Suarez, dueña de Cundo, quien junto a su equipo apuesta por ofrecer no solo un servicio de alto nivel, sino una experiencia integral. Dicho sea de paso, logran combinar precios amigables con un producto de calidad, y todo esto en pleno Valle de Uco, algo que hoy en día no es fácil de encontrar.
Lo primero que haces cuando llegas es chocarte con un paisaje extraordinario, único y respirar aire puro. Podes ingresar al restaurante que cuenta con varias mesas o podes ubicarte en su galería al aire libre con una vista impresionante de fondo, los viñedos, la montaña, la huerta y la cocina, donde sucede parte de la magia.
Digo parte porque el solo hecho de ya estar ahí es único y vale la pena vivirlo. Las montañas de fondo son una pincelada clave de la obra de arte. Y como todo arte tiene su artista, la cocina de Seba Juez, chef del lugar, hace justicia entre bocado y bocado. Toda una experiencia gastronómica que nos invita a viajar por los sentidos y, que forman parte de un menú de degustación de pasos con sus maridajes de vinos seleccionados (también está la opción sin vino).
Abróchense los cinturones porque comienza el viaje. El que no está acostumbrado a comer este tipo de platos y este diseño por pasos les va a volar la cabeza y el prejuicio de las proporciones de la comida quedará como un mito gracias al diseño del menú. Cada paso, porque cada uno están pensados para que vayan escalando en intensidades, tienen una base de raíz: trabajar con productos regionales. Y es que, lo que nos parece algo simple, puede llevarnos a sabores que nunca habíamos explorado. Eso transmite la comida del lugar. Amor se nota. Pasión por lo que hacen se nota. Armonía está. Es un combo perfecto para pasar un tremendo día con la cordillera de fondo.
El restaurante cuenta con 3 opciones y todos vienen con aperitivo, entrada, principal y postre.
Menú Semilla: La más económica pero con excelentes platos y sabores. Incluye botella de vino CUNDO para 2 personas. Precio con opción de Ppal. matambre o quiché $35.000 / precio con opción de Ppal. ojo de bife $39.000.
Menú Raíz: Cuenta con la experiencia de una degustación de vinos de productores independientes. Precio con vino $67.000 / sin vino $55.000.
Menú Tierra: También con degustación de vinos al igual que Raíz. Precio con vinos $95.000 / sin vino $78.000.
La selección de vinos la piensa y coordina Carla junto con Leo, el sommelier. Tanto el menú Raíz como Tierra, están guiados y acompañados por su maridaje recomendado. Pero esto no es todo, Carla también elabora sus propias etiquetas de vino, que comparte el mismo nombre del restaurante, aprovechando los viñedos del jardín de la finca. La historia y el diseño de la etiqueta es un dibujo que había pintado cuando era niña, en donde retrataba sus días en la finca familiar.
Lo divertido del menú por pasos es que uno tiene la posibilidad de probar distintos platos y vinos. El lugar, cuenta una gran variedad de etiquetas, de enólogos más conocidos pero también de pequeños productores, que muchos son amigos de la zona. Mención especial para las y los sommeliers, por su excelente servicio y dedicación para contarnos las historias detrás de cada botella.
En todo momento vas a sentir como estar en casa. Sus dueños, su lugar, su paisaje, su gente, su cocina, sus vinos, todo es un sueño. Visité muchos lugares similares y la vara la dejaron muy alta. Y con precios realmente accesibles por todo el servicio y la vivencia que uno se lleva: La experiencia CUNDO.
https://www.cundoaltamira.com.ar/
¡Bon appetit!