Outside the box
Cómo no explotar: empatía, estoicismo y detox digital

Periodista.
Del drama ajeno al scroll infinito, vivimos saturados. Tres ideas simples —y poderosas— para descomprimir y recuperar el control.
En tiempos donde todos parecemos vivir al borde de un ataque de ansiedad —entre las crisis globales, las reuniones eternas de Zoom y el grupito de WhatsApp que no para de sonar—, las revistas extranjeras nos regalan tres claves para sobrevivir (y de paso, vivir un poco mejor): la empatía bien gestionada, el estoicismo para domar miedos y la “appstinencia”, esa valiente decisión de desconectarse de las redes sociales. ¿Suena radical? Un poco. ¿Necesario? Sin duda.
El peso de sentirlo todo
Desde HuffPost nos recuerdan que ser empático es un don... hasta que se convierte en una especie de “crossfit emocional” sin descanso. Jillian Wilson entrevistó a terapeutas que atienden a estas personas hipersensibles que absorben las emociones ajenas como si fueran toallas de papel en un derrame de Coca Cola.
La terapeuta Joseé Muldrew define a los empáticos como personas que "sintonizan con las emociones ajenas como si fueran propias". ¿El problema? Que terminan cargando una mochila emocional que no les pertenece. De ahí las consultas frecuentes: agotamiento, ansiedad y la sensación de que todos se aprovechan de su bondad. Como dice Hallie Kritsas, otra experta, "los empáticos suelen ser como esponjas emocionales, pero sin centrifugado". Resultado: fatiga crónica, dificultad para poner límites y la amarga sospecha de que algunos amigos solo los buscan cuando necesitan descargar sus problemas (todos tenemos uno así, ¿no?).
El consejo de oro: aprender a decir "no" sin culpa y recordar la metáfora de la máscara de oxígeno del avión: primero te la ponés vos, después ayudás al de al lado. O sea, cuidar al otro sí, pero no a costa de tu propia salud emocional. Porque…spoiler alert: las esponjas, cuando se saturan, dejan de absorber.
Estoicismo: el gimnasio de la mente
Mientras tanto, desde el universo cool de Valet, un portal que se presenta como la biblia del caballero del siglo XXI (pero también aplica para cualquiera que tenga emociones y una agenda apretada), nos llega la propuesta estoica. Tim Ferriss, gurú de la productividad y autor de best sellers, lo define como un "sistema operativo para tiempos de alto estrés" (o sea, cualquier lunes promedio).
Ferriss no solo habla de resiliencia o de aguantar la tormenta: propone un ejercicio práctico llamado "establecer miedos", un antídoto contra la parálisis por análisis que nos da cuando tenemos que tomar decisiones difíciles. ¿El truco? Anotar el peor escenario posible, ver que probablemente no sea tan dramático y, a partir de ahí, planificar cómo volver a encaminarse.
Algo así como hacerle frente al monstruo que vive bajo la cama... y darse cuenta de que es solo un par de medias sucias.
En tiempos en los que estamos saturados de opciones y ansiedades, este ejercicio estoico es como un botón de "reset" mental. Nos recuerda que no todo depende de nosotros, pero lo que sí podemos controlar merece toda nuestra atención y energía.
Appstinencia: dejar las redes (y sobrevivir para contarlo)
Desde Yahoo! Life nos llega la historia de Gabriela Nguyen, una joven de Harvard que fundó el movimiento Appstinencia, un club de valientes que se animan a vivir sin redes sociales (sí, todavía existen).
Nguyen, hija pródiga de Silicon Valley, dejó el scroll infinito para abrazar la vida offline, cambiar su smartphone por un celular básico y redescubrir la maravilla de... pensar sin estímulos digitales. ¿El resultado? Se siente más presente, más libre y menos esclava de la comparación constante.
No está sola: otros jóvenes, como Judy Liu en Nueva York o Tommy Alfano en Vermont, también decidieron desintoxicarse de las redes y volver al placer simple de una conversación cara a cara (o al menos, de un mensaje de texto sin emojis animados).
¿Su secreto? El método 5D: disminuir, desactivar, eliminar, degradar y abandonar las redes paso a paso, hasta recuperar el control de su tiempo y su bienestar mental.
El hilo invisible
Todos estos temas nos invitan a desintoxicarnos de la hiperconexión emocional, mental y digital en la que estamos inmersos. Ser empático sin fundirte. Enfrentar tus miedos sin quedarte paralizado. Y apagar las redes para reconectar con vos y con lo que te rodea.
No es una moda ni un mandato espiritual, es puro sentido común para tiempos de hiperestimulación. Porque, cuando la vida nos pone en modo maratón, lo más revolucionario es recuperar la calma.