Aniversario
24 de marzo: Día del Alzheimer

Escritor.
Los detalles de un golpe de Estado que a los peronistas y a la izquierda les cuesta mucho recordar. Tres meses antes, Isabel les había pedido a las fuerzas armadas que tomaran el poder.
Carta Abierta a la Organización Mundial de la Salud:
Sé que hoy juegan para el wokismo, la prima hermana del peronismo, pero tengo que hacerles un pedido muy especial ya que ustedes decretaron que el Día del Alzheimer es el 21 de septiembre.
Los pongo en tema: se dice que en Argentina hubo un “golpe de Estado” el 24 de marzo de 1976. En ese “golpe”, que fue dado por militares, no sólo no se disparó un solo tiro, sino que no hubo resistencia por parte de la presidenta volteada, Isabel Martínez de Perón.
Es más, ella los esperó vestida de punta en blanco después de la medianoche en la Casa Rosada, cuando la presidente nunca dormía ahí. Siempre dormía en la quinta de Olivos donde mandó a construir un murallón por temor a que la mataran. Pero a los peronistas de Néstor y Cristina Kirchner y a la izquierda, su siempre meretriz, esto sigue sin hacerles ruido.
Tampoco hoy a los peronistas y a la izquierda les hace ruido que Isabel se retirara de la Casa Rosada después de la medianoche, cuando a Chabela era imposible encontrarla en Casa de Gobierno incluso a la tardecita. Ni bien podía se rajaba por el “cagazo”, y porque no quería saber nada con seguir gobernando un país que se prendía fuego. Que ella y su difunto marido habían incendiado. Digamos todo.
Tampoco a la izquierda y al peronismo hoy les hace ruido que la fueran a buscar dos personas: el que manejaba el helicóptero, que se quedó en el helicóptero, y el custodio de Jorge Rafael Videla, que sí bajó y al que ella recibió con una sonrisa. Sonrisa que vino con recriminación incluida. Porque, de acuerdo con lo pactado, el custodio tenía que haber llegado bastante más tarde.
Sin embargo, a los peronistas y a la izquierda, hoy tampoco les hace ruido que en ese “golpe” no se disparara un solo tiro y que en la Casa Rosada nadie haya enfrentado ni siquiera a golpes de puño a un hombre desconocido que la venía a buscar para llevársela ¡después de la medianoche!
Pero los peronistas de Néstor y Cristina y la izquierda, su siempre meretriz, viven del engaño.
Ahora dicen que el helicóptero en realidad se desvió. Que Isabel pensó todo el tiempo que iba a llevarla a la Quinta de Olivos, donde habitualmente dormía, ¡a las dos de la mañana!, pero que en el medio cambió el rumbo y la llevaron a Aeroparque, justo cuando se cumplían los tres meses del golpe pactado. Oh, qué causalidad.
Golpe pactado que, además, gracias a la prensa, ya todos los argentinos sabían que se venía. Los diarios se la pasaban hablando de eso. Pero los peronistas insisten con que Isabel se oponía al golpe.
Bueno, vamos a suponer que fuera así. Supongamos que Isabel se oponía al golpe. Viendo que se cumplían los tres meses del anuncio, con solo irse de Casa Rosada a la tarde, como habitualmente hacía, para rajar hacia la quinta de Olivos y esperar ahí con los pocos o muchos leales que tuviera, como hizo Salvador Allende, a las fuerzas golpistas, bastaba para dejar en claro que ella no quería ser volteada. O ni siquiera. Podría haberlos esperado directamente ahí con las fuerzas leales.
Pero al final eso no fue lo que pasó. Ella dejó contenta el despacho presidencial y se subió de lo más oronda al helicóptero. Sin embargo, a los peronistas y a la izquierda esto sigue sin hacerles ruido.
A esta altura, yo creo que los peronistas y la izquierda deberían figurar en el Libro de Récords Guinness como ejemplo de capacidad de negación ilimitada.
Y el golpe de Estado de 1976 debería figurar en ese mismo libro como el primer golpe de Estado que terminó siendo más de lo mismo. También todo un récord.
Muchachos: basta ir a las hemerotecas para ver lo que cuentan los diarios de la época. No es muy difícil. Pero parece que los historiadores peronistas son tan estatales que ni siquiera se quieren tomar ese trabajo.
El 24 de diciembre de 1975, al mediodía, y al otro día del intento de copamiento de Monte Chingolo, se juntaron en la mismísima Casa Rosada, Isabel, Videla, Eduardo Massera y Orlando Agosti, para charlar sobre la situación del país. Isabel estaba sobrepasada y no paraba de llorar. Ese día le pidió a Videla, Massera y Agosti que dieran el “golpe”.
Videla le solicitó tres meses porque necesitaba saber con cuánto armamento contaba el ejército. Acababa de ocurrir el secuestro de los hermanos Born y la “Orga” disponía de 60 palos verdes para continuar con la “revolución”. Si la cifra hoy impresiona imaginen lo que generaba en esa época. Hoy, vendrían a ser, más o menos, unos 600 palos verdes.
Con esa plata, sostenía Videla, podían comprar armamento sofisticado. Por eso, quería hacer antes un inventario del arsenal que el ejército disponía. Para saber con qué los iba a enfrentar.
Ironía: al final la plata del secuestro casi que no se usó para comprar armamento y la mayor parte del botín terminó en Cuba. Se la quedaron todita los Castro, y como no podía ser de otra manera hoy forma parte de su fortuna. Cuánto surrealismo. La plata de los Born terminó heredándola una familia cubana.
Un dato llamativo: después de esa reunión en Casa Rosada, donde entre los cuatro le pusieron fecha al “golpe”, la clase política opositora y los altos mandos militares, salieron a informar a la población, a través de los diarios y los noticieros, que al gobierno le quedaban tres meses.
Repito: la clase política opositora y los altos mandos militares salieron a informar a la población, a través de los diarios y los noticieros, que al gobierno le quedaban tres meses. Sin embargo, de nuevo, a los peronistas y la izquierda tampoco esto hoy les parece raro.
Así como tampoco les parece raro que esto fuera divulgado una y otra vez en un país donde había abiertamente censura. ¿Cómo fue que Isabel no lo impidió?
Obvio, no lo impidió porque quería que el “golpe” sucediera.
Otra cosa que a los peronistas y a la izquierda sigue sin llamarles la atención es que, si un mandatario no quiere ser destituido, lo primero que hace es pasar a disponibilidad a la plana mayor de su ejército que amenaza con atentar contra el orden constitucional, al mismo tiempo que encarcela a las principales voces de la oposición política por anunciar lo mismo.
Por supuesto que Isabel no hizo nada de esto. Y no lo hizo porque estaba de acuerdo con que el “golpe” sucediera.
Dato de color: meses antes del anuncio, Videla había querido renunciar al Ejército porque sentía que nunca le iba a llegar ese ascenso. Pero Isabel no se lo permitió.
—De ninguna manera, Jorge Rafael, usted se queda. Como decía el General Perón, usted es uno de los nuestros.
Perón había ascendido a Videla a jefe del Ejército el 26 de diciembre de 1973. Ahora Isabel, para retenerlo, le daba lo que quería: la comandancia. Por eso, había ascendido a Videla el 3 de julio de 1975 a jefe del Estado Mayor Conjunto, y el 27 de agosto a comandante en jefe del Ejército.
Recordemos además que el mismo Perón había ascendido a Massera, quien siendo contraalmirante —toda una rareza que obligó a pasar a retiro a los almirantes— fue nombrado jefe de la Armada el 6 de diciembre de 1973. ¡Massera y Perón, un solo corazón!
Pero bueno, tampoco a los peronistas y a la izquierda esto hoy les hace ruido. Como tampoco que el grupo de tareas que venía secuestrando, torturando, asesinando y “desapareciendo” personas con mucha claridad desde 1973, bajo las órdenes de Perón y Perona, siguiera trabajando luego bajo las órdenes de Videla y Massera.
Tampoco a los peronistas y a la izquierda hoy les hace ruido que los centros clandestinos de detención se hayan terminado de armar en 1974, y que el robo de bebés comenzara ese mismo año, bajo el gobierno de Perón y de Perona.
Es fácil: un “golpe” viene a terminar con lo anterior. Y en este caso fue todo lo contrario: vino a profundizar en el camino iniciado.
O sea, todas las pruebas conducen a lo mismo: que se trató de una continuidad. Continuidad ratificada por los fallos judiciales que culparon y responsabilizaron al Poder Ejecutivo presidido por Perón, Perona, Videla y el peronista Massera por lo mismo: crímenes de lesa humanidad cometidos entre 1973 y 1983.
Recordemos que Videla y el peronista Massera fueron juzgados por menos de 1000 casos. Para los miles de casos restantes fue culpado su Poder Ejecutivo, que es unipersonal. Análogo caso con Perón e Isabel.
Yo, que tengo en mi poder fallos judiciales, les aseguro que son exactamente iguales los que culpan al Poder Ejecutivo por crímenes de lesa humanidad cometidos en 1973 y 1977. Esto certifica, también de manera jurídica, que se trató de lo mismo. Continuidad que además fue certificada por los informes elaborados por los organismos de derechos humanos, tanto la CONADEP como el RUVTE.
De las sentencias y los informes judiciales se desprende que casi el 20 % de las víctimas del terrorismo de Estado corresponden a cuando Juan Domingo e Isabel eran gobierno. Pero los peronistas y la izquierda son tan psicópatas que al mismo tiempo que niegan que Perón y Perona, entre mayo de 1973 y marzo de 1976, asesinaron y/o “desaparecieron” a casi el 20 % de las víctimas del terrorismo de Estado, acusan a los demás de negacionistas. Y eso que esto está certificado por los fallos judiciales y la lista final elaborada por los organismos de derechos humanos.
Tampoco a los peronistas y a la izquierda les hace ruido que Isabel nunca fue presa por el “golpe de Estado”, sino por corrupción. Isabel afanó y dejó todas las huellas pegadas. La Justicia, a la que Massera no manejaba del todo, se la tenía jurada porque el peronismo no solo desarmó al Camarón y liberó a todos los presos. Desprotegió a sus jueces permitiendo que los subversivos liberados asesinaran al juez Jorge Quiroga.
Eso sí, Massera al menos pudo negociar que Isabel fuera “presa” a una mansión en el sur con caniches, mucama y conscripto incluido.
Tampoco a los peronistas y a la izquierda hoy les hace ruido que el plan económico implementado por la dictadura fuera copy paste del plan económico implementado por Perón y Perona.
Repasemos: el plan económico de la dictadura consistió en hacer peronismo. En aumentar delirantemente el gasto público, tomar deuda para poder sostenerlo y darle a la maquinita de imprimir billetes con el mismo fin. La emisión, ya se sabe, siempre trae inflación. Y eso fue lo que hubo durante la dictadura. La dictadura también creó impuestos y subió la presión tributaria con el mismo fin. También estatizó empresas privadas como la compañía de electricidad Ítalo y la aerolínea privada Austral. Los ajustes de salarios eran por decreto y tenían que ser avalados por el Ministerio de Economía. Fijaron un control de cambio donde el dólar tenía que valer lo que el Estado establecía. Crearon además un tipo de dólar subsidiado. Se endeudaron con el FMI, negociación que había iniciado años antes Perón y que habría preparado el terreno para que Isabel firmara tres acuerdos. Y dejaron, como no podía ser de otra forma, fruto del delirante gasto público, más déficit fiscal del que recibieron. Peronismo explicito.
Sumemos a eso que durante la dictadura el principal socio comercial —para enojo de Estados Unidos— era la URSS, y que el gobierno militar comenzó las negaciones comerciales con China. Además de pelearse con los EEUU, por el tratado de desarme de las armas nucleares para América Latina. Peronismo explicito.
Después de esta descripción no deberían caber dudas: Joe fue bien peronista. O sea, bien nacional socialista/socialismo nacional, como solía definir el General a su movimiento. Que el arbolito no nos tape al bosque. Fue Martínez de Hoz y martillo.
Se me objetará que Martínez de Hoz abrió las importaciones. Es verdad, eso fue lo único distinto, pero ¿saben por qué lo hizo? Para presionar a la industria local a que bajaran los precios. La emisión era tan grande y la inflación cada vez mayor, que cuando lanzaron Precios Máximos, no sirvió de nada. Y probaron con abrir las importaciones.
Encima, cuando las abrieron, lo hicieron sin cambiar la Carta del Lavoro peronista. Las empresas nacionales no podían competir de igual a igual con las extranjeras. Las nuestras tenían costos laborales altísimos. Sí, hasta en eso la dictadura y los peronistas fueron copy paste. Compartían el mismo enemigo: el sector privado.
En fin, directivos de la Organización Mundial de la Salud, yo podría seguir, pero temo que si la carta es muy larga no me lean.
En síntesis: ellos insisten en olvidar que se trató de una dictadura cívico, militar, eclesiástica y peronista, y que forman parte del movimiento que creó la táctica basada en asesinar, desaparecer y robar bebés, y negoció el autogolpe.
Por eso, como los argumentos está visto que son demoledores, les pido que cambien de fecha: el Día del Alzheimer tiene ser el 24 de marzo. Para hacernos acordar a los que no perdimos la memoria que tenemos que luchar contra los que tienen alzhéimer.